El chucho y la escalera.

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XXXVII

La farola de mi escalera

Se ha fundido

y chorrea luz

Como espinas de cera,

Poste abajo

Hasta los cimientos.

A las ocho de la mañana

Siguen sentándose mis

Piernas,

Mis riñones pasmados

A fumar,

Y los perros

Asoman sus cabezas

Por las verjas

Desmenuzadas

Del balcón de al lado,

Colgante de una antiguo

Baúl de paraísos cotidianos

Desde el que fluye

Suavemente

La sintonía de una emisora

de radio.

Como si el fin del mundo

Hubiese arrasado en aquel barrio,

Los ojos del chucho,

Líquidos en una piscina

De ácido

Me persiguen,

Arañan la persiana

Desplomada sobre un colchón

de vísceras

De plástico,

Fruncen los pelillos

De las cejas

Y rezan

A un Dios sin ciencia

Ni cuidados.

La soledad por fin

Me atrapa,

Con cola, pellejo

Y corazón de cuero

Endurecido.

En mi escalera

Sin más luz que la del ascua

De mis dedos,

Que me consumen

Calada tras calada.

El invierno de las ratas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora