Sin pensarlo dos veces Albert se abalanzó hacia mí, al principio mi pedido lo confundió pero no dudo en hacerlo, quedó casi a horcajadas sobre mí con una pierna en el suelo la otra en el sofa y un brazo detrás de mi cabeza, una vez que estuvo lo suficientemente cerca, me besó, hundí mis manos en sus cabellos alborotados, el olor a neroli y jacinto llenaban mis fosas nasales, su perfume era delicioso, podía distinguir a cada minuto que pasaba cada una de las flores que lo componían, los besos de Albert eran los más tiernos y desesperados a la vez, se movía con delicadeza, lentamente arrastraba su lengua junto a la mía, el sabor del vino lo sentía cada vez que nuestras lenguas se juntaban, de vez en cuando gruñía con su voz gutural, y eso nada más pertenecía a Albert, muy despacio bajó su mano derecha a mis pechos, me sobresalté pero lo dejé porque me gustó, los labios finos de Albert encajaban perfectamente con los míos, no pude evitar y le mordí el labio inferior eso hizo que su piel se estremeciera, la pregunta era cómo pararía esto ahora? Mi Ello estaba completamente desnuda y maravillada, hasta se colocó perfume para Albert, acaricié su espalda, sus omoplatos grandes me hacían sentir tan pequeña pero me encantaba, Albert acarició mis piernas y un miedo enorme recorrió mi cuerpo cuando subió lo bastante como para deslizar mi vestido hacia arriba, no sabía si quería que parara, estaba en medio de una crisis emocional porque no podía escoger entre él y Mike, los dos provocaban lo mismo en mí.
-Emma... *Suspiró. -No quiero aprovecharme de ti.
-No lo estas haciendo te recuerdo que fui yo la que te lo pidió.
-De todas formas, quiero que me desees por mí y no porque te hayas peleado con tu novio, tengo dignidad sabes y aunque no lo creas puedes ser tu la que me rompa el corazón,
-No digas eso por favor, yo jamás, jamás te haría eso.
-Puede que sin darte cuenta lo hagas, porque mejor no te das un tiempo y ves como te sientes?
-Esta bien. *Tapé mi rostro con las manos, mis mejillas estaban hechas lava, estaba avergonzada.
-Eres libre de dormir dónde quieras.
Bajé la vista de nuevo, pero todo mi ser ya sabía lo que quería, y como mi Ello era más fuerte habló por mí.
-Puedo dormir contigo?
-Estas jugando con fuego. *Alzó las cejas y me dedicó una media sonrisa.
-No serás capaz. *Le reté.
Dio un suspiro largo, se quedó mirándome por unos instantes y luego como era de esperarse solo me estiró de la mano y me acurrucó en sus brazos.
-No se qué me has hecho Emma, pero quiero ser algo más que el clavo.
-Jamás serás un clavo te lo prometo.
-Tendré que ser fuerte para verte en mi cama y solo abrazarte.
-A caso no habías dicho que por ti te casarías conmigo?
-Por mi lo haría pero eso no quiere decir que tenga ganas de hacerte el amor Emma...
Todos mis personajes corrían de un lado a otro desesperados, esas ultimas palabras tocaron ahí en ese punto que más miedo me daba, una corriente subió desde mis piernas hasta mi nuca, no sabía qué responderle, la vergüenza, las ganas todo se me mezcló.
-Em, no sé qué decir.
-No tienes que decir nada, pero ya te lo dije, debo ser sincero, no creas que exista un hombre que se acerque a ti y no piense en eso desde el primer minuto que captes su atención.
-Son unos aprovechados!
-Ja! Así somos, lo malo es que a veces nos empotramos y perdemos el sentido al enamorarnos y nos volvemos unos completos idiotas.
-No seas cruel.
-Es la verdad.
-Cuéntame más sobre ti.
-Me gusta cantar, lo hago desde pequeño, eso ya lo sabes, me gusta leer, me gusta la música es como si mi alma se desprendiera de mi cuerpo con cada canción, podría morir tranquilo escuchando ciertas melodías, es como una corriente que sube desde mis pies y llega hasta mi pecho y de allí se desprende y me da esa sensación de paz, de libertad y de felicidad, resuelvo mis problemas con ella, lloré con ella, sueño con ella, es mi salida, mi mascara de oxigeno para poder respirar.
-No lo pudiste describir mejor.
-También te gusta?
-Sí, creo que tenemos mucho en común, lo malo es que leyendo por ahí encontré que sí dos personas están hechas el uno para el otro no deberían ser iguales sino lo opuesto, por qué alguien debe completar lo que te falta? que no existe la media naranja, nadie debe de completarnos, ser iguales es aburrido no hay nada qué mostrarle al otro.
-No seas negativa, según lo que yo escuche por lo contrario una pareja para estar juntos deben ser iguales, de lo contrarío llevaría al fracaso, y porqué no aceptar que alguien más puede completarnos? Es egoísta, todo ser humano necesita ser amado y sólo con eso el otro nos completa no crees?
-Tienes razón ángel.
-Yo ángel? Estas equivocada!
-Eres un ángel vestido de negro con alas blancas, un día te darás cuenta, salvas vidas y no lo notas.
-Yo creía ser algún rey reencarnado pero no aspiraba a tanto.
Los dos rompimos en risas, Albert me traía felicidad lo opuesto a Mike, pero aún así mi pobre corazón maltratado lo extrañaba, no podía evitarlo, me sentía culpable, triste como si la vida misma estuviera a su lado. Mi super yo me atormentó con una canción que vino a mi mente.
*Sin dolor no te haces feliz.
Eso decía la canción pero cuanto mas debería soportar de Mike para estar feliz? Con el todo era inseguridad, preguntas y más preguntas, un día color de rosas y el otro negro como el carbón.
-Deja de pensar en él, por hoy regálame tus pensamientos.
-Perdona.
-No tienes porque pedir perdón, es normal lo que sientes pero debes de ser sabía Emma, lo malo es que lo que manda aquí. *Apuntó a mi cabeza. -A éste le importa un carajo. *Apuntó a mi corazón.
-Hoy me manda a dormir a tu lado.
-Hablando de eso vayamos a dormir.
Lo seguí, subimos las escaleras de mármol y yo me preguntaba si todos los lugares lujosos estaban siempre llenos de mármol, este era de un color inexplicable, hermoso y único, beige con manchas de color salmon, un poco de blanco y algunos otros tonos, podia quedarme horas contemplándolo, y perderme en ellos, la creación de la naturaleza no tiene comparación, las escaleras eran anchas en el comienzo y más pequeñas a medida que subía, hacía una curva hermosa y arriba todo era blanco con más piso de mármol, las puertas parecían las de un palacio hasta me fijé en las cerraduras, doradas y grandes, muchos dormitorios podía verse, el pasillo era grande y de las paredes colgaban cuadros enormes, podría darme cuenta que eran cuadros carísimos con marco dorado pero un dorado extraño, con manchas pequeñas marrones, pude ver algunas fotos de Albert en uno de los aparadores, siempre fue así de bello, con la barba y el pelo largo, lo tenía hasta los hombros.
Casi al final del pasillo entramos por una de las puertas más grandes que las otras, era doble, el cuarto inmenso como era de esperarse, la cama de la misma forma, con sabanas grises, la tela parecía que con solo tocarla te llevaría al orgasmo, Albert cerró las puertas y por un momento casi me desmayo cuando comenzó a quitarse la ropa, estos hombres no tienen una pizca de vergüenza, no tienen misericordia, andan restregando en la cara de una esos cuerpos photoshopeados, invente esa palabra al verlo, solo se quitó la camiseta y yo ya sudaba, las piernas como siempre se me hicieron gelatina, las venas gruesas marcaban sus brazos, madre mía! Un bello ángel de cabellos largos y barba, parecido a Jesús, Dios que enferma estaba lo comparé con Jesús que feo, con jeans negros y gastados, la espalda, iba a decir la espalda más bella pero cuando se dio vuelta, los abdominales más bellos estaban frente a mí, y yo con lo estúpida que soy ya quería salir corriendo, me rehusaba a que me viera las piernas siquiera, todo ese cuerpo tallado a mano frente a mí no podía decepcionarse con este cuerpo de gelatina fue lo que pensé.
Albert quitó un short y una camiseta suya para que usara, parecía payaso cuando salí del baño, parecía uno de esos raperos con sus ropas cuatro veces más grande que sus tallas.
-Te ves hermosa.
-Solo tú eres capaz de decir semejante barbaridad.
-Te recuerdo que no me gusta mentir?
-Ya! Ponte algo no? Estas ahí. *Apunté con las manos abiertas casi formando un triangulo a sus abdominales, seguía vestido de la misma manera. -Ahí, todo sexy frente a mí, me quitas el oxigeno de los pulmones, por el amor de Dios, tápate!
No sabía en qué momento me había convertido tan sincera con los demás, lo dije así sin más, Albert me dedicó una media sonrisa y lo único que hizo fue desabrocharse los pantalones y bajarlos lentamente mientras yo contemplaba el espectáculo con los ojos abiertos de par en par, mi Ello estaba sentada comiendo palomitas, Dios que piernas!
-Si eso es lo que quieres.
-Quería que te tapes, no que te desnudes, así solo empeoras la situación.
Se deshizo de sus pantalones y quedó nada más en boxer, no supe qué hacer así que di media vuelta para no verlo, ya lo había visto todo pero de igual manera disimule, Dios, boxer negro, todo negro, este hombre me va a matar de un infarto, de pronto sentí sus manos en mis caderas, deslizó mis cabellos hacia un costado y comenzó a besarme lentamente la nuca, todos y cada uno de mis bellos se levantaron con mi piel erizada, sentía su respiración agitada en mis pechos, mis pezones se quedaron duros y de pronto me empujó a la cama.

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Acto Fallido (Terminada)
Roman d'amourNueva York la ciudad de las ilusiones, te imaginas? de pronto llega él, con sus ojos azules y el cabello alborotado, peligroso e intenso, despierta todas mis emociones y me deja sin sueño, así es él, misterioso y sexy. Un depredador en busca de su p...