Horus

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-Albert, por favor...
-Oh, Emma, haré que supliques.
-Albert para! Por favor, no puedo más...
Las cosquillas arrebatadoras de Albert me dejaron sin aliento, lo menos que esperé en ese momento fue que me matara a cosquillazos, creo que también inventé esa palabra.
La cama era gigante, Albert se encontraba nada más que con un boxer diminuto, se le notaba todo el paquete, mi Ello reía a carcajadas de mí mientras contemplaba el espectáculo aún con sus palomitas en manos, mi Super yo me gritaba que parara de mirarle ahí, pero era inevitable, nadie podría.
Me dió unas palmadas en el trasero y me mandó a dormir, si fuera Mike dudo mucho que hiciera eso, pero era Albert, un ser diferente y puro.
Estaba comenzando a creer que jamás perdería mi virginidad, uno por miedosa y otro porque ninguno de estos Dioses se animaba a aprovecharse de mí, moriría casta.
Albert durmió casi al instante, efectivamente parecía un angel, no se movía y su respiración era tranquila como la de un bebé, lo envidié un montón porque yo no conseguía conciliar el sueño, tomé mi móvil y comencé a mirar cualquier cosa, busqué a Mike en facebook, pero no lo encontré, también acepté a Albert como amigo, lo menos que quería que fuese es mi amigo, vi sus fotos, siempre bello en todas, no habían chicas ni fiestas, luego el corazón casi se me sale por la boca al verlo en una fotografía abrazado con Eleonor! Qué carajos? Lo único que me faltaba era que fuese su ex también, busqué alguna etiqueta, algún comentario pero nada, era una foto con más de cuatro años de antigüedad y la pude encontrar fácilmente porque Albert no poseía tantas fotografías, el encabezado de la fotografía nada más decía:
*Que se repita.
Que se repita qué? Ya estaba medio echando humos, Eleonor una vez más, que horror, será que jamás me librare de esa mujer sin corazón, Cruella despiadada? Maldita Eleonor!
Intenté no pensar mucho en ello, podría ser una amiga suya tal vez? y por primera vez, las dudas sobre Albert aparecieron, será que es así con todos los hombres? No, no podía ser, Albert es diferente me lo repetía una y otra vez, segundos después mi móvil vibró, un mensaje de Mike, mi corazón comenzó a latir como si se saliera de mi pecho, lo abrí de inmediato.
*Emma, te fuiste con él, como pudiste? Yo te amaba.
Mi corazón se arrugó como una bola de papel, quería salir corriendo a buscarlo, pero mi Super yo me dió una cachetada, como iría corriendo a consolarlo después de lo que me hizo? Mike se había portado como todo un patan, respire hondo y traté de ganar fuerzas y no respondí, finalmente después de mucho pensar en todo lo que me había pasado en ese tiempo y de indagar sobre las respuestas acerca de el origen del universo, cosa que no entendía jamás, cada vez que quería dormir pensaba hasta en las teorías de los agujeros negros pero menos dormir, mi cerebro tenía que encontrar justo en ese horario las respuestas a la existencia humana, pero quedé profundamente dormida gracias al cielo después de mucho rato, pude percibir que a medida que pasaban los días y no conseguía dormir bien, mi sueño era cada vez más pesado, esa noche de nuevo tuve la parálisis de sueño, era horrible, pero Albert con su tacto delicado pudo despertarme y me tranquilicé, la sensación de estar con los ojos cerrados, escuchando todo y alguien sujetándome sin poder gritar o hablar siquiera era perturbadora, pero sabía que lo padecía por algún motivo, algo estaba pasándome, algo me hacía mal.
-Emma, que ha pasado?
-Una pesadilla, perdón te desperté.
-Ven aquí, me acurruqué en su pecho, aun olía a gloria, inhalaba cada centímetro de su aroma, me reconfortaba.
-Por el amor de dios, podrías tapar ese bello cuerpo? No es justo!
-Tuviste una pesadilla y lo único que piensas es en mi cuerpo?
-Y cómo no? Señor Dios Egipcio.
-Emma tienes mucha imaginación. *Soltó una carcajada. -Según tú qué dios egipcio soy?
-Horus, el protector.
-Horus, vaya soy el dios del cielo.
-Horus el ángel.
-Tienes que parar de verme como un ángel porque no lo soy.
-Mira aquí están tus alas.
Aproveché la oportunidad para tocar su espalda, madre mía! Él nada mas sonrió y volvimos a dormir, después de eso dormí tranquila como no lo hacía en días.
Desperté con unas lamidas en los pies, no sabía qué estaba pasando, quién estaba lamiéndome nos pies? que cosa más rara, sería un fetiche de Albert? No, no podía ser eso!
Al levantarme veo un hermoso gatito de  bengala, morí de amor, amaba los gatos, la tomé en mis brazos, podía reconocer el sexo de los felinos con tan solo mirarlos, las gatas tienen el rostro mas fino y delicado, Albert despertó con el sonido de mis mimos.
-Quisiera despertar así siempre.
Abrió los ojos y me vió con el gatito en brazos e hizo una mueca de decepción.
-Creí que los mimos de cariño eran para mí pero veo que son para la hermosa y sexy Mimi.
-Se llama Mimi?
-Sí, estaba buscándole nombre y mientras pensaba pronuncié varias veces mi, mi, mi, y se quedó así, Mimi!
La tomó en sus brazos y la llenó de besos, fue lo más lindo que haya visto en mucho tiempo.
-Me la regalo una amiga de infancia, se llama Alexa, me había dicho que la trajo para hacerme compañía así no estaría solo en donde quiera que vaya.
-La llevas contigo siempre.
-Claro! Mimi es tan viajera como su amo, no es así hermosa? *Le habló al gato haciendo gestos chistosos.
-Quieres desayunar?
-Almorzar dirías.
-Qué hora es?
-Once y media.
-Guau, jamás he dormido tanto, iremos a almorzar.
-Albert no tengo ropa.
-Tu vestido esta perfecto, como si combinara perfectamente con la ocasión de ayer y la de hoy, estoy comenzando a pensar que ya lo tenías fríamente calculado señorita.
Alzó las cejas y abrió los ojos tanto como pudo mientras lo dijo, Albert me quitó una sonrisa de pura felicidad y no pude recusar su propuesta y además moría de hambre, mi estómago comenzó una sinfonía violenta.
Corrí hasta la cocina para beber jugo y comer una fruta al menos, Albert me siguió y jugamos una carrera que por supuesto no gané, me acorraló cerca de la nevera, y nada más me abrazó.
-Hueles a flores, Emma, podía quedarme así por horas.
-Y tú hueles a mai y esclarea, a cada hora que pasa puedo distinguir los distintos aromas.
-Se llama versace, una botellita azul, tienes buen olfato!
Sonrió plenamente al decirlo, abrió la nevera y me quedé completamente boquiabierta, todos los músculos bellos se le marcaban perfectamente, hasta su trasero era divino, quitó la jarra de vidrio y bebió el sumo de naranja, yo lo contemplaba extasiada, se le derramó unas gotas del sumo por las comisuras de los labios, no lo niego, quería lamerlo, las gotas descendieron majestuosamente hasta sus oblicuos externos, que se marcaban como si lo hubieran dibujado, lo miraba con la boca abierta, era capaz de lamer todas esas gotas sin pudores.
Cuándo terminó su embriagador acto me tendió la jarra para que hiciera lo mismo, estaba segura que como mínimo me atragantaría, no quería hacer el ridículo frente a él, intenté ir a por un vaso pero no me lo permitió, con su dedo índice me hizo el gesto de no, entonces accedí a su pedido estaba provocándome, con mi mayor esfuerzo intenté torpemente imitarlo, pero no había ni esperanzas de que me viera sexy, sin embargo él se animó a hacer lo que yo no hice, lamió las gotas que fueron a parar a mi cuello, mi Ello gritaba, tómame dios egipcio, abrió las piernas como si el mundo entraría en medio de ellas, que golosa, mi super Yo miraba escandalizada, pero la única imagen real del momento fue Albert lamiendo y besándome el cuello, su barba se clavaba como espinas electrizantes que recorrían cada centímetro de mi piel, sus ronroneos me provocaban un frío extraño, comencé a respirar con más fuerza, estiré la cabeza hacia atrás ya no sabía qué quería sólo me dejé llevar hasta que el miedo inundó mi ser al suspirarme al oído.
-Dúchate conmigo Emma.

Acto Fallido (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora