WTF?

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Mi Yo en carcajadas dió unas palmaditas de aliento a mi Ello para que ésta continuara desnudándose, salí de mi ensimismamiento cuando un choque eléctrico me recorrió el estómago al sentir las manos frías de Mike rosar mi vientre mientras me quitaba la camiseta, se me erizó toda la piel hasta llegué a tiritar, me tapé los ojos, esa vez si que tenía vergüenza, no llevaba sostén y Mike con sus ojos encendidos de pasión no quitaba sus ojos de mis senos, los miraba embonado, incluso con la yema de su dedo índice dibujo círculos en mi pezon izquierdo, volví a tiritar y jadear pero como si el mismo saliera de su corto circuito mental ladeó la cabeza como para volver en sí y tomó de mis mejillas para darme un beso casto y otra palmada en el trasero.
- Vístete, es mejor que te cambies sola o yo no responderé de mí.
Vieron tontas! Se los dije no pasará nada, este cuento ya se está volviendo muy cliché, era mi Super Yo gritándole a mi Ello quién ya volvía a vestirse enfadada, volvió a la cama y como una niña tomo a Ico en sus brazos y nos miraba con cara de pocos amigos.
Puse los ojos en blanco, la verdad mi vida estaba hecha un desastre, un día con Albert y al otro con Mike, qué estaba haciendo? Me sentía peor que Bridget, al menos ella no andaba con dos al mismo tiempo, Damien ya me había transformado en toda una zorra como él tanto quería que lo fuese, di media vuelta para buscar algo qué ponerme pero di un respingo por el susto,  Mike me sorprendió estirándome de nuevo a sus brazos.
- Lo siento Emma hoy no puedo controlarme.
Tomó de mis mejillas para atraerme a su rostro, respiraba con dificultad mientras me besaba, esa vez fue la combinación perfecta de un Mike apasionado y amoroso al mismo tiempo, lo abracé como pude, él seguía sin camiseta, unas punzadas de miedo recorrieron mi estomago cuando vi que se desabrochaba los pantalones, segundos después se los quitó, mi corazón latía mil veces por minuto estaba a punto de salirse por mi boca, Mike estaba nada más que en bóxer, me alzó y quedé a horcajadas en sus brazos nada más con mis pantalones de pijama, nos acostó en la cama, no lo podia creer, mis personajes se sentaron a comer palomitas mientras observaban el espectáculo, Mike volvió a ponerse de pie para quitarme los pantalones, primero me llenó de besos delicados que apenas rosaban mi piel muy cerca del ombligo, provocando que cada centímetro de mi piel se erizara, después se quitó su boxer, Dios! Qué perfección humana...
Mi Ello arrojó su pote con palomitas al suelo y salió corriendo como loca gritando: Ay mamá ahi viene! Quién diría que a la hora de la verdad saldría corriendo como toda una cobarde, se escondió detrás de un mueble espiando por los costados, mientras mi Super Yo le gritaba, Tan atrevida y a la hora de la verdad te cagas del miedo!
Mike volvió a acercarse a mí para darme unos besos castos entre risas, yo moría de la vergüenza, me tapaba los ojos y el retiró mis manos para acercarse a mis oídos y susurrarme.
- No tengas vergüenza de tu cuerpo Emma, eres hermosa.
Fue descendiendo muy lento, oliendo mi piel, gracias al cielo no hacía mucho que me había duchado, aún olía a mi jabón de miel.
- Me encanta tu olor, podía quedarme así por horas.
Me miró fijo a los ojos mientras con su mano derecha empezó a acariciar mi rostro descendiendo a mi cuello, no podía faltar su toque único, su mirada fue descendiendo a la par de su mano, rozó mis senos, mi vientre y finalmente llegó.
Muy despacio me quitó las bragas con usa sola mano, oh Dios! De verdad estaba pasando, Mike y yo, no podía ser, no lo podía creer, estábamos una vez más completamente desnudos, nos miramos, fueron segundos eternos, sentía que el oxígeno no llegaba a mis pulmones, le acaricié el rostro tenía la barba crecida que me clavaban, adoraba esa sensación, sus ojos fueron encendiéndose y de un solo movimiento con su brazo derecho tomó de mi cadera para llevarme al centro de la cama, abrió mis piernas y se acostó encima mío.
- Estas bien?
Comencé a sudar frío, asentí temblando, no sé porque tenía tanto miedo, era Mike, mi Mike, lo deseaba, mis piernas temblaban, ya me sentía una inútil.
Mike estaba encima mío no lo podía creer, sentía su erección rozar mi sexo, sin darme cuenta comencé a mover las caderas como si estuviera invitándolo.
- Estas ansiosa. *Dio una pequeña risa de triunfo.
- Mike yo, te deseo.
Lo empuje hacia mí para besarlo, mi Ello aunque se escondía cobardemente, estaba orgullosa de mí, enterré mis uñas en sus cabellos alborotados, mordí su labio inferior, provoqué que gruñera, allí estaba mi oso feroz.
- Emma! Emma! Dónde estás maldita estúpida.
Mike - Joder! Puta puerta que no la hemos puesto seguro.
Damien - Ahhh! *Se tapa los ojos. - Que horror, que asco, toda mi vida evitándolo. *Se echó a correr. - No lo puedo creer, Emma y Mike desnudos, que cosa más horrible.
Damien entró a mi dormitorio, nos vió desnudos en la cama, lo único que faltaba para completar el desastre mayor de ese día, y maldita puerta que no la he cerrado.
- Chicos perdón me voy!
Mike ya se había puesto los pantalones y se encaminó a la sala.
- No hace falta Damien. *Le miró con cara de pocos amigos. - Ya arruinaste el momento.
Mike alzó su brazo izquierdo y colocó su mano con fuerza en el hombro de Damien y éste hizo una mueca de dolor, exagerando como siempre.
Mike iba poniéndose su camiseta cuando salí del dormitorio, para hacerlo más fácil y rápido nada más me puse mi vestido color rosa y mis bailarinas beige, mis mejillas ardían y Damien me hacía señas con las cejas, maldito estúpido.
- Damien que ha pasado?
- Vine a ver como estabas, no respondías mis mensajes, te he llamado y creí que algo te paso, perdona, pero veo que estabas en la función del entierro de la anaconda. *Alzó las cejas e hizo muecas con los labios descaradamente.
- Damien basta! *Lo fulminé con la mirada.
Mike - Ya que la fiesta ha acabado, vayamos a comer.
Salimos de mi departamento y por fin cerré la puerta con llave, Damien se nos adelantó, Mike fue a por su automóvil mientras yo me fijé que mi mensaje no fue enviado,  por eso Damien se preocupó en venir, maldito servicio pensé, si no fuera por eso...
Mis personajes estaban decepcionadas y odiando a Damien, llegue hasta el lobby en dónde el conserje me plantó un mal chiste.
- Hola señorita White! Que tal la fiesta con los tres muchachos. *Levantó las cejas.
Le miré sin responder con cara de WTF? No tenía humor, así que nada más dije.
- Hasta luego.
Mike ya se encontraba esperándome afuera, subí al automóvil aún con cara de qué carajos? Mejor dicho qué día!
- Qué ha pasado?
- Qué ha pasado? Nada!
Nos echamos a reír, Mike acarició mis muslos lo cual me hizo sentir rara, como si me trajera algún recuerdo incomodo, un recuerdo lejano, como un sueño quizás, me llevó a una dimensión distinta, como si la experiencia de sexo con Mike ya fuera una realidad, pero era imposible, tal vez fue un sueño, que parecía real pero a veces nos sucede, ni siquiera sé como expresarlo, dejé pasar esa sensación rara para concentrarme en lo que Mike estaba diciendo.
- Dime que tienes hambre por favor.
- La verdad no, sinceramente siento náuseas.
- A veces por estar tanto tiempo sin comer termina en esos sintomas.
- Puede ser.
- Pero comerás pequeña.
Puse los ojos en blanco, lo menos que quería era comer, pero realmente me sentía muy débil, note que mis piernas estaban mucho más delgadas, hasta subir y bajar de las escaleras me causaba más cansancio de lo normal, así que debía comer aunque fuera a la fuerza.
Llegamos a un restaurante muy bonito, quedaba en la esquina muy cerca del central park, ya me imaginaba lo que se venia, Mike pretendía llevarme a su casa después, nada más con pensarlo volvían los choques eléctricos en el estómago, antes de bajar Mike me empujó hacía sí.
- Me quedé con las ganas, ven aquí.
Me besó con pasión su lengua invadía mi boca de una forma desesperada, Mike ya no se controlaba, tocaba todo mi cuerpo a su antojo, mis senos, incluso no sé cómo llegó hasta mi trasero, me enredé en sus brazos por unos minutos, su perfume invadía mis fosas nasales, lo sentía hasta en mi cerebro y me encantaba, podría decir que hasta adrenalina corría por mi sangre, una mezcla rara entre miedo y deseo.
- Basta, basta...
Reímos de nuevo, era difícil controlar nuestros impulsos, finalmente conseguimos desenredarnos para bajar del automóvil.
El restaurante estaba cubierto de piedras en tonos marrones y grises, piedras finas, muy delicados, su nombre era Verveine aparentemente francés por el nombre, los ventanales eran gigantes se podía observar completamente el interior desde afuera, mesas con manteles blancos y centro de mesa color rojo, entramos y nos dirigieron a una mesa para dos, abrí los ojos como platos, la sorpresa más grande del día me la lleve al ver a Albert sentado en una de las mesas sentado muy alegre conversando con Eleonor, si, Eleonor, qué carajos está pasando? Qué hacen ellos dos juntos? Por un momento había olvidado que se conocían, a unos días atrás había visto en Facebook una foto de ellos juntos.

Acto Fallido (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora