La mañana y la tarde se habían esfumado entre planes, consejos, repasos y demás. Para cuando el sol se encontraba más cerca del firmamento, cada quién sabía que debía decir en caso de que fueran interrogados.
La idea era que nadie actuara de antemano, se suponía que ellos desconocían lo sucedido y por ende no debían tener reacción alguna. Se darían por enterados una vez volvieran a la ciudad y se encontraran con el escenario que allí los esperara.
Tanto Aldana como Damián llevaban una semana sin sus celulares y el aparato que le había dado el Tano a éste último había quedado en su casa. El que no existiera forma de que dieran con ellos podía considerarse una ventaja y una desventaja en sí.
La desventaja radicaba en que podían ser considerados prófugos, aunque podían apelar a su desconocimiento de los hechos. La ventaja, les daba algo de tiempo para pensar bien las cosas.
Gabriel ya estaba preparado para marcharse, Julieta se había ofrecido a llevarlo optando por volver luego a su casa excusándose con que quería verse lo más excluida posible de aquella situación. Lo cierto es que desde aquella mañana ella había actuado distante y abstraída.
Mientras Gabriel charlaba con Damián sobre asuntos que desconocía, Aldana aprovechó para acercarse a su amiga, quien esperaba apoyada sobre el lateral del Ford Fiesta.
—¿Qué onda con Gaby? —preguntó Aldana una vez estuvo a su lado.
—¿A qué te referís?
—Los vi muy juntitos durante el día, hablando en susurros y apartados. Y ahora te ofreces a llevarlo.
Aldana le guiño un ojo ofreciéndole una sonrisa picara. No entendía porque la actitud de su amiga había vuelto a cambiar a pesar de que esa misma mañana habían arreglado sus asuntos.
—No pasa nada, solo nos entendimos.
—A mi me parece que se entendieron demasiado bien.
—Bueno, te parece mal. No es mi tipo. Además, Gabriel tiene algo así como una novia.
—Ya veo —soltó Aldana desilusionada.
En todo el tiempo que llevaban de conocerse, jamás había visto a Julieta tener una relación con alguien. Ella tampoco había tenido novios, pero iba picando por allí y por allá cada vez que tenía oportunidad. En cambio Juli, rara vez la había visto involucrarse con algún chico.
—¿Segura que no queres quedarte?
—No quiero ser quien les sostenga la vela.
—No hay vela que sostener, entre Damián y yo...
—Al, no hace falta que te excuses. Tengo ojos y soy capaz de ver lo que pasa entre ustedes dos.
—No pasa nada entre nosotros dos. No es mi tipo —repitió las palabras antes dichas por su amiga pero sonando muy poco convincente.
Julieta resopló observando a los dos hombres que charlaban en la galería por encima del hombro de Aldana.
—Si es lo que queres creerte, por mi bien.
—¿Qué pasa Ju? Creí que hoy habíamos aclarado las cosas y ahora de nuevo estás rara. Hasta parece que me estuvieras haciendo una escena de celos.
—No son celos —salto demasiado rápido Julieta.
Aldana la observó, intentando adivinar sus pensamientos. ¿Acaso creía que alguien podía interponerse en su amistad? Eso nunca sucedería, ningún hombre, sin importar lo mucho que le importara, haría que ella dejara de quererla.
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Adictos SIN EDITAR
Ficción GeneralÉl estaba perdido. Hundiéndose lentamente en un pozo sin fondo del que no tenía intención de salir. Ella se sentía vacía. Intentando llenar ese hueco de cualquier forma que le fuera posible. Él no tenía un motivo por el cual luchar. Ella necesitaba...