Damián percibió la tristeza en la voz de Aldana. Aquella tristeza entró por sus poros y traspasó varios de sus muros.
—Debe ser muy difícil vivir así.
Aquellas palabras le sabían sosas, pero no sabía que más decir.
—Lo es. Nunca te acostumbras, a nadie le gusta ser constantemente el centro de atención.
—Hay muchos famosos que se ven bastante a gusto con toda esa atención.
En el fondo sabia que solo buscaba justificar sus actos con aquel comentario desdeñoso. Pero nada de lo que dijera borraría sus palabras y su actitud para con ella. Había hecho lo mismo que todos, dejarse llevar por las apariencias.
—No te creas. No porque sonrían ante las cámaras significa que son felices con la vida que llevan. Ojo, no me malinterpretes, tener plata y fama tiene sus beneficios. Pero también tiene su precio.
—Pero hay muchos que eligen llevar ese tipo de vida, supongo que deben de tener en cuenta las consecuencias —insistió Damián.
—Sí, hay muchos que lo eligen, pero también hay muchos que se ven envueltos en ese mundo sin haber tenido elección.
—Cómo vos —afirmó en vez de preguntar.
Aldana solo asintió levemente.
—Mi viejo se inició en el mundo de los medios de muy joven, fue escalando y forjando su imperio desde abajo hasta que llegó un punto en el que ese imperio comenzó a crecer vertiginosamente por cuenta propia sin que pudiera evitarlo. Para cuando pudo asimilarlo, ya figuraba entre las 20 personas más adineradas e influyentes del país.
Damián no podía siquiera imaginar una vida así, llena de lujos y fama. Él había nacido en una familia de clase media, sus padres eran profesionales y trabajaban de sol a sombra. Nunca les hizo falta nada a su hermana y a él, ni en lo material ni en lo afectivo. Tuvo una vida feliz, hasta que todo ocurrió.
Aquellos pensamientos apretujaron su corazón y ensombrecieron su rostro. Pudo apreciar que Aldana se había percatado de aquel leve cambio en su semblante e intento disimular. No quería ser cuestionado al respecto. Podía leer la curiosidad en su mirada y en su lenguaje corporal.
—¿Sos feliz? —preguntó con el afán de desviar su atención de nuevo hacia ella.
—No sabría decirlo —dijo sin más.
—¿Por qué lo decís?
Aldana pareció pensárselo, dudo por unos cuantos segundos.
—Tengo todo lo que cualquier chica de mi edad quisiera tener, de hecho, siempre fue así. Pero nunca supe lo que es tener una familia...
—¿Ni de chica?
Damián pudo ver como una máscara de expresión imperturbable se cernía sobre el rostro de la muchacha.
—Mis viejos se separaron cuando tenía 8 años, los vagos recuerdos que tengo de aquella época no incluyen padres amorosos. Solo niñeras, viajes, sonrisas falsas ante las cámaras y todo aquello que cualquier niña podría querer. No había juguete que no tuviera, vestía siempre con la ropa más exclusiva. Pero estaba sola.
Aldana pareció perderse en sus recuerdos.
—Recuerdo que ellos peleaban mucho, discutían todo el tiempo. Un día simplemente decidieron separarse y esa fue la última vez que vi a mi madre. A partir de ahí, desfilaron muchas mujeres, pero ninguna se quedó lo suficiente como para recordar su nombre.
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Adictos SIN EDITAR
Genel KurguÉl estaba perdido. Hundiéndose lentamente en un pozo sin fondo del que no tenía intención de salir. Ella se sentía vacía. Intentando llenar ese hueco de cualquier forma que le fuera posible. Él no tenía un motivo por el cual luchar. Ella necesitaba...