¿Seguirá proclamando amarme cuando conozca toda mi verdad?
¿Podré amarlo a pesar de toda su verdad?
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Esta es mi primera historia asi que por favor perdonen los errores...
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- Esta es tu habitación, mañana iremos en la tarde a comprar lo que falta para que le des tu toque - dijo Cassandra con una gran sonrisa.
¿Acaso esta mujer siempre estaba tan feliz?
- Gracias por la habitación, no hace falta comprar nada - no me sentía cómoda dejando que ellas gastarán dinero en mi cuando no es ninguna obligación.
- Oh cariño, no me importa gastar un poco de dinero en ti - dijo con una mirada llena de ternura, de esas que tienes cuando ves una foto de un perrito en instagram - ¡Serás como la hija que nunca tuve! ¡Te divertirás mucho aquí!
- Muchas gracias por todo, de verdad - estaba un poco apenada.
- No hay de que cariño, ahora te dejo para que descanses y desempaques tranquila.
Cuando la puerta se cerró lo primeo que hice fue ver hacia donde daba mi ventana, esta daba hacia el bosque, Bibury era un pueblo rústico en las afueras de la ciudad. Era un hermoso pueblo lleno de naturaleza por todas partes.
Mi habitación quedaba en el segundo piso de la casa de Cassandra, esta era de dos pisos y con un ático pero gracias a dios no era de estos áticos-aquí-hay-alguien-mas como en las películas de terror, el ático fue remodelado y convertido en una hermosa habitación principal done dormían Cassandra y Luci.
Mi habitación era grande ya que se supone que esta era la principal antes de la remodelación del ático, tenía una cama matrimonial justo en el medio; en el lado izquierdo de la cama estaba la ventana que daba vista hacia el hermoso bosque, pegado a la ventana estaba un sofá de esos que te hacen ver que la ventana y el sofá están juntos. En la habitación estaban dos puertas, que se encontraban en la pared derecha cuando abrí la primera pude ver que era un armario pequeño y la segunda era un baño que conectaba con lo que supuse era otra habitación.
No había nada de decoración llamativa a decir verdad, todo era simple, de colores pasteles que te hacía pensar en la delicadeza y elegancia.
El vuelo y las horas en coche hasta llegar al pueblo me habían dejado exhausta así que lo primero que hice fue estrenar la cama durmiendo un par de horas.
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