"Evadiendo sospechas"

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     Me había despertado hace como media hora pero aun no encontraba el impulso para levantarme de la cama

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     Me había despertado hace como media hora pero aun no encontraba el impulso para levantarme de la cama.

     Hoy mi vida cambiaria para siempre y no entendía porque eso me alteraba tanto.

     Últimamente mi vida se trata solamente de cambios drásticos.

- ¡Ahhh! – gruño levantándome.

     Charlotte no seas estúpida, esto es lo que quieres, esto es lo que necesitas, esto es lo correcto.

     Me repetía mentalmente mientras hacia mi rutina de mañana en el baño.

     Escuche unos leves golpes en la puerta antes de que Gabriela entrara con un carrito de comida.

- ¡Oh! – exclame – No tenia que traerme el desayuno, Gabi. Ya yo iba para el comedor.

- Son las diez de la mañana, señorita – avisó – Venia porque la señorita Ann me dijo que la despertara.

- ¡¿Las diez de la mañana?! – chille – Cómo pude dormir tanto – murmure para mí.

- ¿Necesita algo más, luna? – pregunto educadamente igual que siempre.

- No gracias, Gabriela – respondí – Puedes retirarte.

     Después de comer salí a buscar a Ann por la mansión, la encontré en una de las habitaciones que a mí me gustaba llamar salón de vestuario gracias a que aquí el sastre que trabajaba solo para la familia Brooks creaba toda su ropa aquí.

     La habitación era amplia y estaba iluminada mayormente por luz natural que entraba gracias a los grandes ventanales en una de las paredes, tenía todo lo que se puede imaginar cuando escuchas las palabras vestuario y sastre.

     Y extrañamente el lugar se veía ordenado cuando siempre tenía telas, hilos y demás regados por toda la habitación, podía notar que Demitrius el sastre, de alguna manera tenía orden en su desorden.

     Ann se estaba probando un vestido celeste que creaba un contraste hermoso con su tono de piel y hacia que se viera mas como la flor delicada con la que a veces me gustaba compararla.

- ¿Se puede saber por qué demonios no me despertaste? – le pregunte haciendo que se sobresaltara.

- ¡No te muevas! – riño Demitrius distorsionadamente gracias a los alfileres que tenía en la boca, el se encontraba ajustando algo del vestido de Ann.

- Los siento – se disculpo Ann, no supe bien con cuál de los dos era – Le pedí este vestido a Demitrius hace tres días y justo hoy se pudo desocupar un poco para poder hacer la primera prueba, no podía rechazar tal cita, calabacita. Por eso le pedí a la adorable Gabriela que te despertara por mí.

- ¿No podías pedirle que me despertara un poquito más temprano? – pregunte con inquietud.

- ¿Para qué tanto apuro, calabacita? – preguntó inocentemente.

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