"Mentiras que dañan"

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- ¿Hasta cuándo? – no respondí ya que no sabía específicamente a qué se refería – ¿Hasta cuándo seguirás fingiendo que te importo?

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- ¿Hasta cuándo? – no respondí ya que no sabía específicamente a qué se refería – ¿Hasta cuándo seguirás fingiendo que te importo?

- No estoy fingiendo – no dejé de mirarlo directamente a los ojos, quería que él viera que no mentía.

- ¡Basta! – gruñó – ¡Si de verdad te hubiera importado jamás me habrías dejado!

     Me dió la espalda y caminó unos pasos lejos de mí mientras revolvía su cabello, señal de la frustración que sentía.

- ¡Quería ser libre! – chille desesperada para que entendiera – ¡Necesitaba ser libre!

- ¡¿Y por qué simplemente no lo dijiste?! – volvió a mirarme – ¡¿Por qué tuviste que engañarme?!

- Porqué no sabía qué hacer – solloce.

     Quería abrazarlo, pedirle perdón y jurarle que de verdad lo quería, decirle que lo había extrañado tanto y que el tiempo que había estado lejos me había enseñado a valorar lo que había conseguido con él.

     Pero sabía que no me creería.

- Me dejaste – murmuró lleno de dolor.

     Los muros habían caído, podía ver sus verdaderas emociones a flor de piel.

     Ya no había espacio para más mentiras, para más dolor, para más secretos.

- ¡Intenté darte todo! – gruñó ahogadamente – Y tu simplemente me dejaste.

- Zac... – no soportaba la tristeza que ahora podía ver en él.

- ¡Dejandome una jodida carta como explicación! – bramó –¡Una maldita carta que me dejó ver lo estúpido que fui al confiar en tí!

- Fui cobarde, lo sé – me acerque unos pasos – Pero tu jamás me habrías dejado ir.

     Volvió a reírse con ese característico cinismo que lo destacaba últimamente.

- No quise causarte todo este daño, no pensé que...

- ¡Exactamente! – gruñó – No pensaste en mi, porque eres egoísta, tan egoísta que ni siquiera te importo Ann.

- ¡No me hables de egoísmo! – le grité molesta – No tienes el derecho cuando a ti no te importó secuestrar a Cassandra y Lucía sólo para que yo viniera contigo, para cumplir tu caprichoso deseo de tenerme aquí. Yo no pedí esto, Zac.

» Yo sólo quería estudiar, quería ser libre, quería tener una vida normal. En mis planes no estabas tú, no estaba esta manada ni lo que yo siento por tí.

- Lo que sientes por mí – bufó – Ya no puedo creerte nada.

     Fue y se desplomó en el sofá de su oficina, podía notar todo el esfuerzo que hacía al estar aquí de pie cuando obviamente todavía se encontraba muy débil y tenía que guardar reposo.

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