¿Seguirá proclamando amarme cuando conozca toda mi verdad?
¿Podré amarlo a pesar de toda su verdad?
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Esta es mi primera historia asi que por favor perdonen los errores...
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- ¿De verdad no te ha hecho nada? – pregunto por decima vez Luci.
Nos encontrábamos en la mansión, Zac les había asignado una habitación de huéspedes para que se ducharan, comieran y descansaran un poco. Lucia se encontraba sentada en la cama conmigo mientras Cassandra se bañaba.
- Estoy perfectamente bien, Luci – repetí cansada – Zac no sería capaz de hacerme daño.
- ¿Zac? – pregunto extrañada – Desde cuando tanta confianza entre tú y... eso.
Tuve que morderme la lengua para no insultarla por decirle eso a Zac, el no era eso, él era maravilloso.
- Han pasado muchas cosas desde el baile – dije tácitamente.
- ¿Te piensas quedar con él? – preguntó sorprendida.
- No, no, no – negué rotundamente – No puedo perder la beca por un chico.
- Disculpa por decir esto pero no creo que él te deje ir tan fácilmente.
- Nadie dijo que el sabría que me iría – replique.
- ¿Planeas escapar?
- Así es – afirme – Y necesitare tu ayuda y la de Cassandra.
- Cuenta con nosotras en todo lo que podamos – hablo con convicción Cassandra desde la puerta del baño.
Vestía un simple pantalón de mezclilla y una camiseta blanca que Gabriela les había conseguido, tenía el cabello mojado agarrado en una cebolla. Camino hasta la cama y se sentó al lado de Luci quedando las don en frente de mi.
- Se lo importante que es para ti estudiar en la universidad y tener una carrera – agarro mi mano y le dio un apretón – Te apoyare en todo lo que tu decidas.
Una calidez se alojo en mi pecho, aunque nunca tuve la mejor relación con mi familia los extrañaba muchísimo y el hecho de que Cassandra y Luci me hayan aceptado como una más de la suya es indescriptible. La soledad no era un sentimiento extraño para mi, se había convertido en mi mejor amiga, mi mejor aliada; pero aun así había una desesperado deseo de poder decirle adiós a ella, de saber que tenia a alguien con quien pudiera contar. Ser nueva en un país extranjero era difícil pero les agradecía inmensamente a Lucia, Cassandra y Ann por hacerme sentir bienvenida y aceptada.
- Gracias – dije atoradamente, estaba abrumada por tantos sentimientos.
Lucia iba hablar cuando tocaron la puerta interrumpiéndola, le di permiso de pasar a la persona para encontrarme con Gabriela llevando un carrito repleto de comida.
- Disculpe luna pero el alfa me ha pedido que les trajera suficiente comida a usted y a las señoras – dijo educadamente igual que siempre.
- Gracias por la comida, Gabriela – respondí amablemente – Aunque creo que es suficiente comida para un batallón entero – bromee.
