"No puedo dejar que te quedes"

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- Ésta es una herida muy agresiva, luna – el doctor me lanzó una mirada inquisitiva – Te prescribiré una crema cicatrizante pero me temo que lo más probable es que te quede una marca

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- Ésta es una herida muy agresiva, luna – el doctor me lanzó una mirada inquisitiva – Te prescribiré una crema cicatrizante pero me temo que lo más probable es que te quede una marca.

Me encontraba en la habitación de Zac siendo atendida por mi corte, no había dicho ni una palabra desde el incidente en el despacho, tal vez era la vergüenza que no me dejaba hablar o el miedo a enfrentarme a otra situación tan tempestiva como la de hace rato.

- ¿Puedo saber cómo se hizo este corte? – me quedé callada y él miró a Zac que den encontraba a mí lado atento a todo – Perdió una cantidad considerable de sangre, lo mejor sería que descansara un poco e intentara comer algo con proteínas.

- Eso hará – respondió Zac, mi mirada se encontraba perdida en algún punto de la alfombra que cubría el piso.

- ¿Está segura que no necesita nada más, luna? – preguntó después de terminar de vendarme el antebrazo, pude notar el tono precavido en su voz.

- Ella no necesita nada. Gracias por sus servicios doctor Marcus, ya puede retirarse.

- Como usted mande alfa – lo miró de manera un tanto acusatoria y se fue.

Seguramente creía que Zac me había hecho esta herida y yo no había hecho nada para sacarle esa idea de la mente, mi comportamiento taciturno y retraído ciertamente solo apoyaban la imagen de una mujer que acababa de ser víctima de violencia doméstica.

Algo en mi interior se sentía apagado, sin fuerzas. No era una sensación desconocida para mí. Todo el tiempo estoy al borde de un precipicio, resistiéndome con todas mis fuerzas para evitar caer, pero hay momentos, solo unos pocos, en los que sé que caí. Algunos los llamarían tocar fondo, un final completamente esperado para personas que sufren de depresión pero a pesar de estar consciente de eso no deja de ser desagradable.

Desagradable para mí al darme cuenta de la atrocidad de mi acto, desagradable para Zac que tuvo que presenciarlo, desagradable para Ann que como mi amiga se sentirá culpable de no haber podido evitarlo y desagradable para mi familia que al estar lejos el sentimiento de la impotencia los consume.

- Te dejaré sola para que duermas – Zac no mostraba emoción alguna – En la mesita está una pastilla para el dolor de cabeza y agua.

Suspiré cuando me quedé sola y le di rienda suelta a las lágrimas que había estado conteniendo. ¿Cuándo acabaría esta lucha? Estar siempre en guerra con mi mente me dejaba exhausta, me estiré hasta agarrar la pastilla y tragármela de un solo golpe, la cabeza me latía y la presión en mi pecho me dificultaba respirar.

Me recosté en la gran cama y abracé una almohada enterrando mi cabeza en esta para ahogar el sonido de los sollozos, rápidamente se empapó con mis lágrimas y con este patético sentimiento me sumergí en la tan ansiada inconsciencia del sueño.

Cuando me desperté ya todo estaba oscuro, señal de que había anochecido hace mucho. Pude sentir su presencia antes de mirarlo, estaba en la terraza apoyado en el barandal viendo fijamente a la luna, tan grande y hermosa emanaba un luz plateada que era lo único que iluminaba un poco la habitación. Me levanté y caminé lentamente hacia él, pero me detuve junto a las puertas francesas con miedo a cuál sería su reacción si me acercaba mucho.

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