"El gran portón"

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     Entre en la habitación por una última vez y agarre las llaves que había puesto en el mismo lugar donde puse el teléfono de Ann, debajo de las llaves se encontraba una carta que le había escrito a Zac ayer antes de que mi insomnio se desvaneciera

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     Entre en la habitación por una última vez y agarre las llaves que había puesto en el mismo lugar donde puse el teléfono de Ann, debajo de las llaves se encontraba una carta que le había escrito a Zac ayer antes de que mi insomnio se desvaneciera.

     Dude si saber si debía dejarla en un lugar que el viera o dejarla escondida.

     Decidí dejarla en el escondite, al final no creía que la carta fuera una buena idea, la había hecho solo para saber si con eso mi mente descansaba un poco y me dejaba dormir, y había funcionado.

     Saque la pequeña mochila donde había metido unas cuantas cosas que pensaba que iba a necesitar en caso de cualquier emergencia.

     Me fui de la habitación y cautelosamente llegue a la puerta que daba al estacionamiento subterráneo donde guardaban las camionetas escolta y otras cosas.

     Saque el pequeño llavero de mi bolsillo y busque hasta que di con la indicada, entre y busque la camioneta correspondiente al control pequeño.

     El llavero contenía tres llaves y un control, dos de las llaves eran primero de la puerta que ya abrí y la otra del calabozo, la tercera era una llave maestra que podía abrir casi cualquier puerta en toda la manada y el control era de una camioneta.

     Cada llavero tenía el mismo juego de llaves pero los controles servían para diferentes camionetas escolta.

     Una de las camionetas respondió cuando presione el botón de desbloqueo y salí corriendo hacia esta, entre y lancé la mochila al asiento del copiloto para después ponerme el cinturón de seguridad.

    Estaba nerviosa de conducir, al final Ann y yo habíamos decidido que lo mejor era que ella me enseñara lo básico de la conducción ya que si desapareciamos las dos por algunas horas sería más probable que lo notaran.

     Abrí el portón automático con el control y salí del estacionamiento, tenía que tener cuidado ya que aunque la camioneta escolta tenía todos sus vidrios polarizados y nadie podía verme, si algunos de los guardias se daba cuenta de que me salía de la ruta usual de vigilancia notarían que algo andaba mal.

     Conduje con cuidado y di unas cuantas vueltas para mantener las apariencias.

     El reloj en mi muñeca que me había puesto al estar en la habitación marcaba que eran las 4:20, dentro de diez minutos recibiría un mensaje de Ann avisándome que podía irme, me dirigí hacia donde sabía que estaba el gran portón de entrada en la manada.

     Me había grabado un mapa que encontré en el despacho de Anton cuando buscaba la carpeta con la información.

     Al divisarlo a lo lejos sonó el teléfono de Ann, lo conteste sin apartar la mirada del camino.

- Ya está todo listo – hablo Ann de inmediato – Estoy llegando al lugar de control y vigilancia, estas pendiente porque en cualquier momento te abriré el portón.

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