Estaba en el balcón de la habitación, y ya sé que se preguntaran ¿Por qué no me escapo por aquí?
El muy maldito no solo tiene dos mastodontes fuera de la habitación sino que también tiene a otros que siempre rondan justo abajo del balcón.
De pronto la puerta se abre de golpe haciendo que esta revotara en la pared, entra un muy enojado Zac.
Yo sigo en el balcón mientras él a grandes zancadas se acerca a mi, cuando llega a mi no me toca solo me mira directamente.
- Ahora mismo me vas a decir todo.
- ¿A qué te refieres? – estaba un poco confundida.
No había hecho nada desde que salió de la habitación hace un par de horas, mi cara estaba un poco hinchada por el llanto y mis ánimos se encontraban por el piso.
- ¡Basta de mentiras! – se veía más estresado que enojado – Te escuche mientras llorabas.
- ¡Me estabas escuchando al otro lado de la puerta sin hacer nada! – joder que tan desalmado puedes ser para escuchar a una persona llorando por su libertad y no hacer nada.
- ¡No! Diablos una de las ventajas de ser licántropo es la buena audición y más si soy el alfa.
Tendré que hacer unas preguntas sobre eso de ser una bestia, pero creo que eso no se podrá ahorita.
- Ahora me vas a explicar de qué medicinas hablabas, estoy harto de tu comportamiento inmaduro y tus secretos.
- ¡Yo no tengo porque explicarte nada! – que indignada estaba – Yo no soy la única con secretos.
¿Quién se creía para obligarme hablar cuando él también ocultaba cosas?
- ¡Charlotte entiende que puedes confiar en mí!
- ¡No sabes nada de mí! ¡No sabes que he vivido ni como me siento! – estaba a punto de romperme - ¡Eres un desconocido que me tiene encerrada a mí y a mi familia! ¡¿Cómo puedo confiar en ti?!
- ¡No soy tu enemigo! – me agarro de la cintura - ¡Quiero protegerte, cuidarte pero tú te cierras! No estás sola – dijo un poco más calmado.
Esa fue la gota que derramo el vaso y mis lagrimas dieron rienda suelta por mis mejillas, estaba cansada de siempre ocultar todo, de aparentar que todo estaba bien.
Y como si el leyera mi mente me atrajo hacia el y me abrazo, me sentí cálida y protegida con el no me importaba si no era correcto solo necesitaba desahogarme y a él de verdad le importaba que me pasaba.
- Estoy aquí – me susurro en el oído – puedes decirme todo, no me alejare.
Puse mis manos en su pecho, me separe un poco y lo vi a los ojos, solo pude ver cariño, sinceridad y preocupación. Y supe en ese momento que podía confiar en él.
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No te alejes
Hombres Lobo¿Seguirá proclamando amarme cuando conozca toda mi verdad? ¿Podré amarlo a pesar de toda su verdad? ---------------------------------------------------------------------------------- Esta es mi primera historia asi que por favor perdonen los errores...