Lee Jangjun un chico de diesinueve años tenía de novia a Ryu Sujeong, una de las chicas más dulces, atentas e inteligentes de todo el colegio. Sus ojos eran solo para su hermosa novia, pero un niño se mete en su camino. Cambiando todo.
Lee Jangjun e...
Los dos menores vieron la espalda del más alto. Estaba yéndose.
-¿Quién era ella? -Preguntó Jibeom mirando fijamente a Taek.
-Jaeseok tiene que decírtelo -Fue la simple respuesta de Taek mientras seguía viendo la espalda del mayor alejarse.
El menor no entendía nada pero esperaba que el mayor no se encontrara en problemas.
Mientras tanto.
Jaeseok seguía en silencio a aquella persona. Salieron de la escuela, fueron al estacionamiento donde entraron a un auto rojo.
-Habla.
-¿Quién era ese chico?.
-Nadie que importarte.
-Jaeseok.
-¿Qué?.
-Sabes lo que piensan nuestros padres.
-Por algo me vine con Youngtaek primero.
-Nuestros padres enloqueceran.
-Perdón, ¿Okey? Pero no soy un chico del closet. He confesado que me gustan los chicos sobre todo ese chico. Lamento ser un maldito enfermo para ellos.
La chica freno el auto derepente mirando al menor.
-No eres un enfermo. No vuelvas a decir eso.
-Para nuestros padres lo soy Noona.
-Pero no lo eres.
-Noona.
-¿Qué tanto te gusta ese chico?.
-A tal grado que a veces lo vigilo para saber si esta bien.
La chica rió para luego revolverle el cabello a Jaeseok. Volvió a conducir mientras cantaba una pequeña canción que siempre le pedía el peli negro.
Bajaron a comprar dos peluches. No estaba demás decir que uno sería para Youngtaek.
-Noona, ¿Vas a seguir queriendome a pesar de ser diferente? -Pregunto temeroso Jaeseok.
-No eres diferente, Jaeseok, y siempre voy a quererte. Eres mi hermanito -Respondió dulcemente la mayor.
-Gracias.
-Es hora de volver a la escuela.
-Lo sé.
Pagaron los peluches y salieron. Hablaron un poco más antes de volver a la escuela. Cuando se despidieron solo dijeron que se querían.
Park entró a la escuela. Pensó en su familia, quién no lo aceptaría y que su padre lastimaria a Jibeom, nunca permitió que lastimaran a su pequeño Youngtaek. Pero sobre todo pensó en aquel chico que jugo con su corazón.
Ese chico era capaz de lastimar a Jibeom. Si en el pasado lastimó a su bebé haría lo mismo o peor con el pequeño Jibeom y no podía permitir eso.
Un mensaje llego, reviso sus bolsillo sacando su celular. Sonrió al instante al ver el icono del usuario.
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