El Jinchuriki Color Rosa

Los cuatro del sonido

Los siguientes personajes no me pertenecen, son de su creador; Masashi Kishimoto.
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— De acuerdo, Sakura-chan —Respondió el nombrado sonriente— Es hora de que te enseñe a controlar mi marca maldita.
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— La marca maldita, ¿eh?... ¿Cómo la de Juugo? —Preguntó la Haruno con una sonrisa ladina.

— Si, como la de mi experimento que tú ayudaste a escapar —Acusó el Sannin.

— Ho~ Así que lo sabías, ¿eh? —Comentó esta con altanería.

— Hum, Juugo y Suigetsu eran dos de mis experimentos. Estaba totalmente al pendiente de ellos... Pero, ¿Quién iba a pensar que un pequeño descuido me iba a costar la falta de ambos? —Se preguntó así mismo tapando su rostro con una mano.

«Flash Back»

Tres semanas antes, en la aldea de la niebla...

— ¿Una misión? —Preguntó la peli-rosa al portador del Rinnengan.

— Así es, Sakura-san. El Raikague ha pedido que busquemos uno de los escondites de Orochimaru. Según algunos testigos, está cerca de la aldea —Respondió seriamente.

— Orochi... ¿Qué? —Le preguntó con gran duda causando una gotita en la cabeza estilo anime al peli-naranja.

— B-Bueno, el punto es que por órdenes del Raikague y el permiso del Hokague, se nos ha ordenado esa misión a todos los Akatsukis —Informó este y en un parpadeo el resto de los Akatsukis se hizo presente a cada lado de su líder.

— ¿Y yo puedo ir? —Cuestionó emocionada a lo que los Akatsukis intercambiaron miradas.

— No lo sé, Sakura-san. Podría ser peligroso y...

— ¡Por favor! ¡Prometo que ayudaré mucho! ¡Déjenme ir con ustedes! ¿Siiii? —Interrumpió al líder mientras jaloneaba la manga de su túnica. Pain dio un suspiro y sonrió levemente.

— Está bien, puedes venir con nosotros.

— ¡Oh, sí! ¡Vamos a patear traseros! —Celebró la joven a la vez que simulaba patear alguien, lo que hizo reír levemente a los Akatsukis.

— Bueno, es hora de partir, Akatsukis, Sakura-san —Anunció Pain al momento de salir de la aldea a paso tranquilo. Una vez fuera siguió el camino saltando de árbol en árbol seguido por Sakura y los Akatsukis.

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A unos cincuenta kilómetros; en lo profundo del bosque; en una guarida subterránea. Se encontraba el legendario Sannin frente a una cápsula llena de agua... ¿Verde?... Si, era verde, escribiendo quién sabe qué en una carpeta.

— Orochimaru-sama, ya está todo listo cómo lo pidió —Informó Kabuto llegando al lugar.

— Muy bien —Dicho esto dejó la carpeta en una pequeña apertura de la cápsula, esta se cerró automáticamente protegiendo dicha carpeta— Vámonos. Quiero volver antes de que caiga la noche —Ordenó el Sannin caminando a la salida de la guarida, seguido por su asistente. Una vez fuera el peli-gris se dirigió a cuatro hombres quienes parecían ser los guardias del lugar.

— Cuiden bien de la guarida —Ordenó.

— ¡Hai! —Respondieron al unísono los cuatro con un asentimiento de cabeza. De inmediato la serpiente y su asistente se alejaron de allí, perdiéndose en el gran bosque.