Eres mi sol

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Los siguientes personajes no me pertenecen, son de su creador, Masashi Kishimoto.

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— Ahora, ¿a cuál elegirás, Sakura? —Cuestionó, una pierna salió del ataúd— Solo podrás salvar a uno —La otra pierna se unió a la anterior— A tu querido Oda o... —Finalmente, el cuerpo en su interior se reveló y Sakura sintió su corazón obstruir su garganta.

— A tu amado hermano...

— Ni-san...

— ¡Kaito Haruno!

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Una vez más, la situación había cambiado, justo cuando hasta hace poco se creía que la alianza sería capaz de darle la vuelta por completo a la situación gracias a la reciente intromisión de sus nuevos y poderosos aliados, cuando finalmente los Bijuus habían sido liberados, el Edo Tensei detenido y los lobos acorralados, el enemigo mostró una nueva carta que había preferido mantener en secreto, pero que al final, al verse en cierta desventaja, decidió usar.

Era posible que muchos en el campo de batalla ignoraran completamente quien era el nuevo revivido que había sido invocado, esos mismos, pensaron que uno, en comparación de los cientos que fueron antes que él, era una completa estupidez, pero, lo cierto era que las personas más cercanas a la única sobreviviente del clan Haruno sabían que, ese simple muchacho, tenía un poder asombroso que no constaba de habilidades ni técnicas, era una clase de poder que las superaba, era el poder que ese joven y su simple presencia tenían sobre una persona en particular. Kaito Haruno, hermano mayor de Sakura Haruno, era el talón de Aquiles de aquella temeraria y valiente chica.

— No puedo creerlo... ¿es Kaito-kun? —Susurró con desconcierto el Hatake, quien, preocupado, miró inmediatamente hacia donde la chica peli-rosa se encontraba.

— Ni-san... —Ella pronunció dando un paso hacia adelante, pero, cuando aquellos ojos lila que siempre desbordaban amor, la miraron tan fríos como el hielo, ella se detuvo.

— Será mejor que no te molestes, Sakura, él no puede reconocerte —Explicó Ryu.

— ¿Cómo?... ¿Cómo es que tu...? Las cenizas de mi hermano estaban ocultas en la montaña Ryūchi —Murmuró, su vista jamás se apartó de su hermano, quien también la observaba.

— Kabuto —Respondió— Ese tipo, debo admitirlo, es bastante astuto, siempre se preparó para lo que pudiera suceder, le encantaba ir un paso por delante de los demás. Él me contó que encontró esas cenizas cuando realizó su entrenamiento para dominar el modo sabio de la serpiente, logró hacerse con ellas a pesar de que muchas de las serpientes que habitaban la montaña quisieron protegerlas y para cuando el sabio de las serpientes se enteró de lo que había robado, ya era demasiado tarde. Kabuto sabía que Kaito podría serle útil, si por alguna razón las cosas no salían como las había planeado, él sería perfecto para repararlo —Hizo una pausa— Kabuto tenía pensado usarte aquí, tu serías la encargada de eliminar a la alianza junto con el Juubi bajo la influencia del Edo Tensei, pero Kabuto conocía muy bien tu voluntad, el pensar de que tal vez volverías en sí y lograrías liberarte de su control no era una idea descabellada, era posible que algo así sucediera... y ahí es donde entra Kaito, si tu llegabas a ponerte del lado la alianza, solo significarían problemas y Kaito era el único capaz de deshacerte de ti, porque si tu alma decidía dejar este mundo después de verlo ya no tendríamos que lidiar contigo ni con la posibilidad de que lograras liberar al Juubi —Ryu miró a Kaito— Me pareció una idea fascinante, pero había algo que me disgustaba... —Dijo volviendo su vista a la chica— Sus sentimientos... Si Kaito era traído a la vida como los demás revividos, es decir, si el tuviera sus recuerdos y consciencia intactos, era muy factible que el plan fallara y que todo llegara a suceder al revés... después de todo, Kaito Haruno te amó más que nada en este mundo, era natural que solo con verte fuera suficiente para él, simplemente con eso su alma podría ser liberada, lo sabía muy bien. Fue por eso que decidí que él fuera la excepción y usé un pergamino que coloqué en su cabeza, el cual bloquea todo tipo de emociones, sentimientos y recuerdos, convirtiéndolo en la marioneta perfecta, una marioneta, que matará a su amada hermana si se lo pido ­­—Concluyó con una sonrisa.

El Jinchuriki Color RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora