El Jinchuriki Color Rosa

Volviendo con el Sannin

Los siguientes personajes no me pertenecen, son de su creador; Masashi Kishimoto.
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— ¿Y si mi cuerpo no la resiste? —Cuestionó.

— Te devoraré —Respondió seriamente sorprendiendo a la Haruno.

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— ¿Entonces? ¿Te atreves a intentarlo, Sakura? —Cuestionó la serpiente frente a ella. La joven lo medito unos minutos antes de verla seriamente y asentir.

— Voy a tomar el riesgo, Hakuja Sennin —Respondió. El nombrado asintió y se acercó más a la joven hasta clavar sus colmillos en su hombro izquierdo. Sakura soltó un quejido de dolor en cuanto los colmillos fueron retirados e inmediatamente después sintió sus órganos contraerse, su piel empezaba a arder como el demonio, su garganta se secó en cuestión de segundos, su respiración se volvió entrecortada y su cabeza palpitaba del dolor. No pudo mantenerse de pié un segundo más, dejándose caer de rodillas al suelo con su frente apoyada en el mismo y sus brazos sujetando su abdomen con fuerza.

— *¡Resiste, Sakura!* —Apoyó Oda con preocupación.

— *Cuando se inyecta energía natural al cuerpo de un humano, la energía lo obliga a acostumbrarse a ella causando tanto dolor que podría matar al humano... Pocos lo han logrado y la mayoría muere después del minuto. Si Sakura logra resistir el dolor por tres minutos, este desaparecerá dando la señal de que su cuerpo finalmente ha aceptado el cambio* —Pensó Manda seriamente mientras veía a la chica retorcerse en el suelo.

— Un minuto ha pasado... —Susurró el sabio viéndola atentamente.

— *¿Resistirá?* —Se preguntó a sí mismo la serpiente púrpura.

— *¡Sólo minuto y medio más, Cerezo! ¡Resiste!* —Exclamó el Juubi. Sakura rasguñaba el suelo, apretaba sus puños y mordía su labio inferior para soportar el dolor pero este era un dolor incomparable... Cómo si estuviera muriendo en vida.

Se cumplieron los dos minutos y las serpientes estaban atentas a la menor. Repentinamente esta escupió una gran cantidad de sangre asustando a Oda, los otros presentes solo fruncieron un poco el ceño.

—*¡¡Sakura!!* —Llamó Intentando usar su chakra para detener el dolor, fue entonces que recordó cuando el Sannin configuró el sello para que por nada del mundo interfiriera, enojado golpeó el suelo en el paisaje creado por el subconsciente de la chica derrumbando una montaña cercana. 

— *Si muere ahora, al menos habrá que reconocerle que resistiera dos minutos* —Pensó Manda.

— *O... Oda-kun* —Nombró ella débilmente.

— *¡Cerezo, resiste sólo un poco más! ¡Treinta segundos!* —Exclamó, se mantenía de pié con sus colas mesiendose inquietas de un lado a otro, mostrando los dientes y clavando sus garras en la tierra.

— *No te preocupes... No pienso morir por algo así... Yo... Puedo hacerlo* —Hizo un intento de sonrisa antes de escupir un poco más de sangre.

— Ella... Está por lograrlo —Murmuró Manda con cierta sorpresa.

— ¡Tres minutos! —Proclamó la serpiente de color blanco, y como si de magia se tratara, el dolor desapareció por completo. La Oji-jade dio un fuerte suspiro mientras intentaba levantarse limpiando las gotas de sudor que corrieron por su rostro, a medio intento sus piernas fallaron y estuvo por caer de cara al piso, pero fue detenida por una cola púrpura con líneas negras. Sakura elevó la vista hacia Manda y esta la ayudó a ponerse de pié.