Secuestro

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Los siguientes personajes no me pertenecen, son de su creador; Masashi Kishimoto.
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El Uzumaki sin borrar su sonrisa, se acercó a cierto azabache que lo veía con tranquilidad, una vez frente a frente, el azabache sonrió ladinamente.

— Usurutonkachi —Nombró, ensanchando la sonrisa del rubio.

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La oficina del Hokague fue invadida por un ambiente ameno con la presencia de los tres Uchiha's, el Sannin y los dos rubios... Ah, y también estaban Ino y Karin.

— Parece que nos pusimos de acuerdo para volver el día de hoy, Teme —Comentó Naruto.

— Hmp, Dobe. Te has hecho más fuerte, ¿no es así? —Cuestionó.

— Por supuesto, el entrenamiento con Ero-sennin rindió sus frutos —Contestó antes de mirar detenidamente a su amigo— Al igual que tú, ¿verdad? —Intuyó. El moreno cerró sus ojos en un gesto pasivo y sonrió orgulloso.

— Así es —Murmuró, el chico frente a él sonrió de igual manera.

— Realmente has crecido, hijo —Intervino el Namikaze, a un lado del joven, quién rápidamente lo abrazó.

— ¡Te extrañé mucho, dattebayo! —Exclamó con un ligero sonrojo. El mayor sonrió y regresó el abrazo.

— Yo también te eché de menos —Dijo antes se mirar a su Sensei— Muchas gracias por cuidar de él, Jiraiya-sensei —Agradeció.

— No fue nada, Minato. El chico hasta me cayó bien —Bromeó acercándose a ellos con una sonrisa. Naruto se separó de su padre, miró al peli-blanco y se cruzó de brazos.

— Pues a mí no me agradó Ero-sennin, papá. Todos los días tenía que sacarlo de bares u otros lugares llenos de mujeres, evitar que estas lo mataran por estar espiando en los baños y hasta pagar la cuenta de los lugares donde bebía hasta desmayarse —Se quejó.

— ¡Naruto, esa información no era necesaria! —Regañó el Sannin con un notable sonrojo, lo que hizo que los presentes rieran, a excepción de los hermanos Uchiha's, como buenos Uchiha's sólo sonreian divertidos... No había como decir lo mismo del mayor de los Uchiha's y sus carcajadas.

Repentinamente, todos sintieron un aura amenazante, por lo que por inersia miraron a la puerta, donde vieron a la mujer temida por el Hokague y su hijo, aquella pelirroja anterior portadora del Kyubi, Kushina Uzumaki.

— Así que, Jiraiya-sensei... ¿Estuvo siendo una mala influencia para mi hijo estos tres años? —Preguntó de manera sombría haciendo que el nombrado sudara frío y los rubios se asustaran.

— Ku-Kushina... Todo tiene una explicación... —Dijo el Sannin, este empezó a retroceder con cautela al ver a la mujer acercarse a él.

— ¡Sasuke-chan! ¡Itachi-chan! —Llamó la madre de los nombrados desde la puerta, salvando así la vida del peli-blanco. La señora azabache se acercó rápidamente a sus dos hijos y los apretujó fuertemente, mientras su esposo, Fugaku Uchiha caminaba hacia ellos con tranquilidad— Mis bebés, ¿están bien? ¿No pasó nada grave durante su viaje? —Preguntó con preocupación.

— No, Oka-san. Todo está en orden —Respondió el hermano mayor.

— Ay que alegría me da escucharlo, los extrañé tanto —Dijo antes de volver a abrazarlos.

— Te dije que no había de que preocuparse, mis hijos no son ninjas débiles —Comentó el padre con su típica mirada seria, pero su comentario bastó para hacer sonreír a los hermanos.

El Jinchuriki Color RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora