¡¡Me volveré fuerte!!

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Los siguientes personajes no me pertenecen, son de su creador Masashi Kishimoto

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— Pequeña —Llamó con tristeza mientras la miraba

— Sensei...

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— Sensei... Váyase, quiero estar sola —Masculló la chica entre sollozos.

— Ya has estado sola por mucho tiempo, pequeña... ¿No crees que ya es momento de tener algo de compañía? —Cuestionó el peli-plata tranquilo mientras se sentaba al lado de la joven.

— Usted ya sabe por qué prefiero estar sola —Susurró ella mirando fijamente al río.

— Sí... Ahora lo sé, pero, aun así, quiero estar aquí contigo.

— Pero yo no quiero, no quiero pasar por eso de nuevo... No de nuevo —Negó mientras abrazaba sus piernas.

— Y si no quieres pasar por eso de nuevo, ¿Por qué no haces algo al respecto? —Preguntó el hombre mirándola fijamente.

— ¿Qué podría hacer yo? —Susurró con la mirada gacha.

— Trabaja duro, vuélvete fuerte, pequeña. Si eres fuerte podrás proteger a las personas que te importan, de esa manera podrás tener amigos y vivir tranquila sabiendo que tú los protegerás y ellos a ti... ¿Qué dices, pequeña? ¿Te gustaría ser alguien fuerte?

— Yo... No lo sé. Tengo miedo —Dudó mientras veía al peli-plata.

— El miedo de perder a alguien importante en nuestras vidas siempre estará presente, pero se debe ser valiente para vivir con eso y proteger nuestros lazos a toda costa, sin importar qué... ¿Es que acaso no te gustaria tener amigos, pequeña?

— Si... si me gustaría —Respondió con timidez.

— Pues entonces desde ahora tu y yo somos amigos —Dijo mirándola con su ojito feliz ^-\\.

— ¿Mi amigo? —Parpadeó repetidas veces mientras secaba sus lágrimas.

— Así es, tú amigo —Repitió al momento de abrazar a la pequeña peli-rosa.

— Gra... Gracias —Agradeció correspondiendo el abrazo con algo de torpeza.

— No hay de que, pequeña. Es lo que hacen los amigos.

— *Amigos...* —Pensó mientras se le escapaba una sonrisa.

— Bien, ya es hora de volver con los chicos. Ellos están muy preocupados por ti —El Jounin se puso de pie y extendió su mano hacia la Haruno.

— Sí —Murmuró tranquila tomando la mano del Hatake ayudándola a levantarse.

En el camino no pronunciaron ni una sola palabra todo estaba en silencio, pero no era un silencio incómodo, era agradable, cálido y pasivo. Al llegar a la casa del constructor sus amigos se lanzaron encima de la encapuchada mientras la abrazan y se disculpaba por sus palabras.

— Yo soy quien debe disculparse con ustedes chicos... Discúlpenme por siempre dejarlos de lado —Susurró la pequeña cabizbaja.

— No te preocupes, Sakura-chan. Eso ya quedó atrás —Respondió un rubio sonriente.

— Si, lo importante es que estás aquí y estás bien —Dijo el azabache con una sonrisa.

— Gracias... Etto... Yo quería... Em —Murmuraba Sakura nerviosa.

El Jinchuriki Color RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora