31. Guerreros oscuros

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Los minutos pasaban rápidamente tal y como las gotas golpeando en los grandes cristales y resbalarse por estos, los largos dedos tocaban las teclas del majestuoso órgano emitiendo una gran y tranquila melodía. Sus cabellos rojizos estaban perfectamente peinados y recogidos con adornos caros y finos, los párpados maquillados por oscuras sombras se encontraban descansando un poco dejando que sus oídos se agudizaran y pudieran disfrutar de la melodía tocada.

—Señora, están aquí.

Sin detener el suave movimiento de sus dedos, dijo: —Déjalos pasar.

El crujido de la gran puerta abrirse no hizo algún efecto en querer cortar la música del órgano ni las pisadas de botas entrar hasta detenerse detrás suyo, suspiro abriendo por fin los ojos terminando de tocar de un momento a otro.

—Bienvenidos.

—Mi reina, nosotros somos los caballeros oscuros mejores entrenados a las orillas de Dasdem donde los mejores caballeros de corazón frío son entrenados arduamente—los seis caballeros al mismo tiempo llevaron su mano al pecho al mismo tiempo que dejaban caer una de sus rodillas, mostrando respeto y educación a su gran líder— y estamos aquí para servirle.

Alzando un poco su vestido de encaje ceñido a su figura logró ponerse de pie y caminar enfrente de los seis caballeros con armadura negra y cabeza ligeramente agachada dejándose ver algunas gotas caer por sus empapados cabellos, la lluvia en el exterior era potente y hermosa, el clima favorito de la reina; sonrió con cierta satisfacción tomándose su tiempo para poder analizar a cada uno de los chicos presentes permitiéndole admitir la belleza en sus rostros.

—Pueden pararse, caballeros—susurro con suavidad.

Y junto al sonido de sus armaduras moverse se levantaron con toda su altura haciendo lucir lo tan caballeros que son.

—Verán, la corte no los llamamos a no ser que sea una emergencia. Estamos conscientes de su gran trabajo entrenando y siempre ser mejores que los demás pero, les pido una cordial disculpa por hacerles recorrer un largo camino hasta el castillo así que por favor tomen estos aperitivos como una disculpa—con una señal YiWoo le indico a las damas de la servidumbre entrar con los carritos de comida y colocarlos a lado de los chicos— pero antes de que puedan disfrutar lo que nuestras hermosas chicas hicieron para ustedes, debemos de hablar así que les pido poner mucha atención.

—Sí mi reina—hablaron al mismo tiempo.

Encantada por la potente energía que los chicos transmitían sonrió ampliamente sintiendo un suave cosquilleo por las palmas de sus manos recorrer todo su cuerpo sintiendo dicha emoción y adrenalina cuando llegaba a plantear algo.

—Como les había dicho, solamente les hablamos a ustedes en caso de emergencias o peligro a nuestro mundo. Esta vez es solo una luz amarilla—mencionar lo que estaba pensando gracias a la relajante lluvia después de que sus hijos se fueran de Dasdem con todo y prisioneros le causaba una leve incomodidad— tengo una leve sensación de que mis hijos cambiarán todo el plan siendo consumidos por la magia de Candergan, tal vez nos traicionen o tal vez no. Uno no sabe con exactitud cómo es que están siendo incluidos en ese mundo.

O tal vez influenciados. YiWoo no podía evitar sentirse asquerosamente traicionada por sus propios hijos sangre de ella, nunca debido sentirse tranquila y sentarse en su bello trono pensando que estando sus hijos en Candergan pudiera tener más ventaja hacia el enemigo pero nunca que el enemigo pudiera entrar en sus pensamientos y alterar su principal propósito porque sabía ella que eso había sucedido. Al momento de haberle enseñado el cuerpo inconsciente de EunYong ver los ojos de su hijo menor hizo que algo en su interior llegara a revolverse creando un instinto en alerta, no podía desconfiar de los suyos, no, eso era en contra de las leyes que sus ancestros les habían inculcado. Todos los de Dasdem eran familia. Pero en esta ocasión...ya no sabía si ellos estaban de su lado.

Fénix & Lux «ChanBaek»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora