CAPÍTULO 7

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Su instinto de supervivencia lo había abandonado escandalosamente cuando en un impulso irracional la había seguido hacia ese quejumbroso lugar

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Su instinto de supervivencia lo había abandonado escandalosamente cuando en un impulso irracional la había seguido hacia ese quejumbroso lugar. No le debía explicaciones como tampoco lo necesitaba para conquistarla, pero la curiosidad lo invadía con ansias de acabarlo si no se presentaba, además de que era la primera vez que sentía preocupación por la seguridad de una mujer.

Realizó un par de llamadas a su oficina dejando recados a Lisa, a Matt para que evaluara la situación bancaria de la propiedad Sullyvan en Manhattan y mientras conducía detrás del taxi de Jules se permitió imaginar su propósito en la situación.

¿Qué esperaba obtener de ella? Jules no parecía ser una mujer fácil como lo había esperado al verla en esa fotografía; sus propósitos con la misma eran estirados impugnables cada vez que la encontraba en desventaja. Tenía demasiados secretos en su vida, casi tanto como él y las condiciones en las que se hallaban no eran demasiado alejadas una del otro.

Pero el resentimiento de Kyle con su vida pasada lo habían convertido en lo que era ahora; un hombre de carácter conquistador, embustero y manipulador de jóvenes inocentes. La falta de tacto y familiaridad que no había recibido en su niñez por parte de su madre le habían costado su capacidad de enamorarse de alguien más que no fuese sí mismo.

Lo habían desentendido de pequeño.

A veces, cuando la soledad en su casa era demasiado abrumadora, se permitía pensar en sus recuerdos con sutileza. De una familia pobre con las esperanzas por reconciliarse muertas y engullidas en el corazón de un pequeño de no más de cinco años.

Kyle Kovak había aprendido a sustentarse en sus propias condiciones, buscando su alimento en las calles o robándolas de quienes poseían más de lo que necesitaban. Sus padres convivieron con él hasta los catorce, cuando con su pandilla decidieron hacerse cargo por sí mismos luego de que a Ronnie lo abandonaran. Los barrios bajos por aquellos entonces no eran tan peligrosos para tres chicos con iniciativas y un pensamiento colectivo de autosuperarse.

No habían tenido problemas con las drogas, como tampoco habían desahogado su resentimiento y penas con el alcohol. Siempre habían fijado sus metas, sus recursos eran demasiado limitados pero sus mentes no; capaces de evaluar sus posibilidades y usar sus puntos débiles a favor para zarpar en cada asalto, condicionar sus remordimientos para sacar provecho de ellos, ascender en sus vidas tanto como pudiesen apartarse de lo que realmente eran.

Aún pasados tantos años, el recuerdo de su madre no se apartaba de sus pensamientos, era como si se tratara de un estigma bajo su piel. No habían sido demasiado cercanos y su trato para con él había tenido tantos defectos que pensar en ello lo volvía hostil y despiadado.

Se detuvo a unos metros del lugar donde el taxi lo hizo para desviar la mirada nerviosa de Jules y se bajó cuando la perdió de vista entre las escasas personas a su alrededor. Las personas evitaban a toda costa desviarse por esos peligrosos espacios, apresuraban el paso o cruzaban de calle, pero la blonda se internaba en él como si se tratase de su única esperanza.

El Sonido Del Caos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora