CAPÍTULO 23

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—Ten

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—Ten.

Matt le extendió un vaso con café de una máquina expendedora del corredor y se sentó junto a él, a la espera de una respuesta válida a su irremediable preocupación por los hechos. Carol se había marchado hacía escasos minutos con la incógnita del tipo de relación que su ex y la blonda mantenían, y con la promesa de que volverían a encontrarse a solas para terminar su conversación.

Bebió del líquido a regañadientes, acostumbrado al café italiano que compraba de camino a la oficina y a los capuchinos que Lisa le traía de la misma.

Estaba afligido por haberla dejado sola; recordando la llamada anterior a la visita de Matt. Había tratado de advertirle que iría hasta ahí, estaba seguro.

Tomó otro sorbo antes de que su compañero apoyara una mano sobre su hombro en confianza, en el mismo instante que el médico salía de la habitación de Jules para anunciar su diagnóstico.

—¿Está bien? —Kyle se incorporó rápidamente.

—Usted es la pareja, ¿no es así?

El morocho no se apresuró a contestar.

—No, doctor, somos amigos —intervino Matt incorporándose a su lado.

—Bien —Un aire de desconfianza atravesó los ojos del profesional—, la señorita Maxwell está estable. De hecho, hace rato que está despierta y con buen humor. No tiene heridas internas y ya puede irse a casa si así lo desea.

—¿Puedo verla?

El médico asintió, revisando los papeles que llevaba en su mano y se apresuró por el pasillo luego de una breve despedida.

Kyle se aventuró solo en la habitación de la mujer, con un corazón palpitante perforando su pecho, deseoso de verla nuevamente.

¿Qué sucedía con él?

Jules aguardaba en su cama con la vista en un espejo de mano, examinando su herida. Sus preocupaciones se basaban en cómo le explicaría a Justin lo sucedido, de qué forma interpretaría el afán por deambular sola por las calles oscuras bajo una tormenta inestable y el extracto de dinero que había retirado de sus fondos para pagar al extorsionista.

Se distrajo de su reflejo para encontrar la mirada indulgente de Kyle sobre ella. Cierto remordimiento afloró en sus pensamientos al recordar la última conversación, como también alivio al tenerlo cerca para apoyarla.

Se sentó a su lado y ladeó la cabeza ligeramente en tono burlón.

—No se ve tan mal —comentó en una mueca—, si te vendáramos todo el rostro pasaría desapercibido.

—Justin preguntará por esto.

—Y qué difícil que resulta mentir, ¿no? —continuó él. Ella bufó, guardando el espejo nuevamente en su bolso—. ¿Por qué estabas ahí?

El Sonido Del Caos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora