La ducha la había rejuvenecido después de una larga noche abocada a sus estudios. Aunque al día siguiente tenía que llegar temprano a la oficina, no le importó demasiado. Justin había prometido recogerla para llevarla consigo al trabajo por lo que mientras que estuviese cuando éste llegara, las razones de su tardanza podrían atribuirse a él
Se vistió con una chaqueta oscura y una falda tubo un poco más corta que las que llevaba normalmente al bufet, haciéndose a la idea que sería un cambio para apartar las energías negativas que últimamente la agobiaban. Preparó su maletín con los papeles que necesitaba y bebió lo último de su café antes de maquillarse frente al espejo de su tocador.
Justin llegaba al preciso horario en que había dicho que la recogería. Corrió a su encuentro con ánimos de verlo, pero su corazón cayó a los pies al hallarlo en la sala con un sobre marrón entre sus manos.
—Jules, esto me lo acaba de entregar el portero —explicó sin dar demasiada importancia al mismo. Sonrió al ver las extensas piernas de su novia y se tomó su tiempo para besarla con sutileza—. Estás radiante hoy. ¿Alguna idea de qué es? ¿Tiene algo que ver con mi cumpleaños?
—Tal vez. Quizás. ¿Por qué la curiosidad? —Sonrió, sintiéndose aliviada de la excusa que podía elaborar ahora con la insistencia de Justin—. Es mi sobre.
—Pero mi cumpleaños es en un par de semanas. ¿Qué secretos tienes tú que puedas ocultar de mí? —farfulló rodeándola por la cintura.
—Nada. Deberás esperar hasta tu cumpleaños. Vámonos, se nos hará tarde.
Escondió el sobre en su recamara y se apresuró para subir al coche del hombre con un suspiro de alivio al desatender la escena. Con suerte él olvidaría el sobre y no intentaría volver a su departamento a buscarlo.
En la oficina sus distracciones lo mantendrían alejado de sus pensamientos casi tanto como a Jules le sucedió aquella mañana. Había pensado que luego de la entrega del dinero su extorsionista la liberaría, que sería el broche final de su problema, pero el error de la ilusión explotó en su rostro.
Aquel color había reflejado todas sus inquietudes y martirios de esa última semana, evadiendo las consecuencias con seriedad. Debía actuar rápido, averiguar quién estaba detrás de eso y a esas instancias, la única persona viable que podría conseguir dicha información que le concernía tanto a ella como a él, resultaba ser Kyle Kovak.
Esperó hasta el receso cuando todos iban a reunirse a desayunar para llamarlo desde la sala de reuniones. Observó desde la ventana las personas recorriendo las calles con sus obligaciones diarias.
—Qué maravilloso placer tengo este día.
—Lástima que no pueda decir lo mismo —contestó Jules—. Necesito saber qué averiguaste acerca de la mujer que nos está extorsionando.
Kyle resopló al otro lado del auricular.
—Nos extorsionan a ambos, después de conocernos, y tú que pensaste que no teníamos cosas en común.
ESTÁS LEYENDO
El Sonido Del Caos ✔
Romance-¿Estás loco? -Tal vez un poco, pero tengo un extraño deterioro cuando te veo. Las apariencias no engañan y es precisamente eso lo que describe a Kyle Kovak; intenso, seductor, un magnate de las ilegalidades y el playboy con la lista más larga de mu...