—Es un placer volver a verla, señorita Maxwell —saludó el mayordomo cuando la atendió en el pórtico, invitándola a pasar—, acompáñeme, el señor la espera en el despacho.
Jules concilió sonreír apenas, los nervios limitaban su destreza habitual.
Atravesaron el vestíbulo hacia una puerta gruesa de roble. La sala a un lado del pasillo deslumbraba en encanto masculino y pulcro revestimiento fino. La mueblería impecable, diseñada perfectamente para cada rincón de las habitaciones, las tonalidades oscuras a contraste con los cuadros posmodernistas.
El hombre abrió la puerta del despacho, develando una amplia habitación de revestimiento de madera oscura, sofás de pieles, un par de bibliotecas con libros de derechos civiles y administración de empresas y un escritorio.
—¿Dónde está?
—Regresará muy pronto, pero puede esperarlo aquí. ¿Se le ofrece algo para beber? —Jules negó oteando su alrededor—. ¿Algo de comida? —Volvió a negar—. Bueno, si me necesita, para lo que sea, puede llamarme.
—Gaspard —llamó, humedeciendo sus labios—, dijiste que hace mucho tiempo trabajas para Kyle, ¿no es así?
El hombre adoptó una postura incómoda y la examinó sin escrúpulos.
—Demasiados años, sí.
—Si tuviera una persona de confianza, leal, que lo conociera completamente —Jules atendió finalmente a la expresión especuladora del hombre—, ese podrías ser tú, ¿no es así?
—Exactamente, ¿qué quieres saber?
—¿Conoces a Carol Sullyvan?
El hombre enarcó las cejas adoptando una mueca en las facciones arrugadas y porosas antes de bufar.
—Conozco cada persona que atraviesa esa puerta y cada persona que abandona esta casa —afirmó—, nada se me escapa.
—Entonces —continuó ella, curiosa—, estás al tanto de que tuvieron una relación formal antes, una de muchos años y que continúa frecuentando últimamente, ¿verdad?
—¿Se trata del caso en su contra? —inquirió el hombre, curioso. Jules tensó su mandíbula y asintió con el pesar del engaño presionando contra su orgullo débil—. Carol continúa frecuentando la habitación del señor Kovak por las noches.
—¿Aún? —indagó, sorprendida; apenas un hilo de voz.
Gaspard asintió con pesar, bufando.
—Más de lo que me gustaría admitirle, señorita Jules. Si me permite decirlo, esa mujer no es como las demás chicas, es malintencionada y grosera, pero está claro que el señor Kovak no la invita para pedirle favores y confianza, bueno, no de esa clase.
Jules humedeció los labios y asintió con firmeza. No habría esperado una conversación tan fluida como se lo había permitido ese hombre; sin embargo, sentía que aquella sensación de revoltijos en el estómago le anudaba la convicción de mantenerse alejada del peligro que éste representaba a su vida.
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El Sonido Del Caos ✔
Romance-¿Estás loco? -Tal vez un poco, pero tengo un extraño deterioro cuando te veo. Las apariencias no engañan y es precisamente eso lo que describe a Kyle Kovak; intenso, seductor, un magnate de las ilegalidades y el playboy con la lista más larga de mu...