Fue un par de ojos verdes macizos lo que la obligó a despertar. El resplandor de la mañana celaba su rostro arrogante, perfectamente afeitado y la seguridad con la que su sonrisa atestaba las facciones de su piel trigueña. Se obligó a sí misma a mantener la calma en la tempestad, inclusive cuando sus emociones renacidas bajo la piel, bramaran por él.
—Gracias por quedarte —sonrió complacido.
—Tu mantra de las mañanas se respetó esta vez —replicó ella, despertando la curiosidad en él—. Dijiste que despertabas de buen humor cuando estabas acompañado.
Kyle enarcó las cejas ante aquello y dejó escapar un suspiro involuntario. Lo cierto era que jamás había despertado acompañado de alguna de sus amantes. El desconcierto de su felicidad se atribuía únicamente a esa mujer que lo incitaba a discutir inagotables veces. No deseaba ondear más allá del motivo, pues temía hallar la pauta que aguardaba en su interior.
—Cierto —confesó en efecto de la pandiculación—, aun así, no sucede con cualquiera.
—¿Debo sentirme halagada?
—Intento seducirla descaradamente, abogada, ¿podría permitirme dos minutos de tregua? —demandó, tomándola nuevamente entre sus brazos. La sintió estremecer bajo su contacto y sonrió con vehemencia natural respirando de ella—. Me gustaría que te quedaras hoy.
—No puedo, tengo trabajo y Justin notaría mi ausencia.
Se ofuscó al oír aquel nombre en su propio lecho y se hincó sobre ella receloso; palpando su piel aún desnuda, tentado por la suavidad al tacto; las terminaciones nerviosas disparadas al hacerlo, las reacciones...
Besó la hendidura del cuello y se hundió en él, protegiéndose de la luz del sol y respirando tanto de ella como le fuera posible.
—Kyle, ¿qué haces? Ya debo irme.
—¿No puedo seducirte para que te quedes?
—No —Se incorporó del edredón buscando algo de su ropa antes de dirigirse al baño—. Tomaré una ducha y regresaré a mi departamento antes de ir a la oficina.
—Yo te llevaré.
—No. No quiero correr ningún riesgo —intervino—, es mejor si permanecemos en nuestros papeles diarios por ahora. Aún no hemos estudiado tu expediente, tal vez deberíamos vernos durante la tarde para corroborar los detalles en los que tenías dudas.
—Suenas más como mi abogada que como la mujer que durmió abrazada a mí toda la noche —demandó él, aprensivo.
—Soy tu abogada, Kyle.
—Ese es otro título que me gustaría cambiar.
No pudo ocultar la sonrisa de su rostro, inclusive en la oficina cuando el caos del caso Fuhrman lo embargó con hastío entre sus colegas y equipo de logística. La ilógica y sorpresiva ayuda que habían recibido de Jules fue motivo de estragos a lo largo de la mañana, debido a la desconfianza mordaz de Matt que desalentaba sus acciones.
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El Sonido Del Caos ✔
Romance-¿Estás loco? -Tal vez un poco, pero tengo un extraño deterioro cuando te veo. Las apariencias no engañan y es precisamente eso lo que describe a Kyle Kovak; intenso, seductor, un magnate de las ilegalidades y el playboy con la lista más larga de mu...