Inspiró profundamente antes de subir al coche de Kyle encontrándolo a un par de calles de su departamento. La oscuridad de la noche pragmatizaba el convertible del hombre, ocultándolo en la quejumbrosa penumbra de aquel sector.
Había sido cuidadosa con su vestuario; ropa negra y cómoda por si tenía dificultades, aunque también se había percatado de ponerse su ropa íntima más provocadora por la situación que juntos tenían pendiente luego del encuentro con su extorsionador.
El pánico la abordó desde el primer instante en que bajó por el ascensor lejos de la seguridad de su casa, abordando el coche de Kyle, sumiéndose en su victoriosa y arrogante sonrisa, llevándose consigo todo su orgullo y dignidad que restara.
Estaba derrotada, no tenía otra salida. Protegerse a sí misma contra el peligro que corría todo aquello que anhelaba en su vida, pesaba más que perder la dignidad por una insignificante aventura con un hombre que sólo podía provocarle escalofríos.
La llevó hasta el punto de encuentro y aparcó el coche frente al mismo, entregándole consigo un maletín con el dinero.
—Espero que disfrutes de tu pago.
—Eres un cerdo —gruñó ella, bajando del coche para dirigirse al encuentro.
La noche abarcaba una soledad absoluta y peligrosa. Depositó el maletín en una bolsa de consorcio en el lugar acordado, temerosa, observando a su alrededor para divisar a alguien que pudiese estar observando; pero nadie escapó de su escondite, nadie interfirió con ella en la situación.
—¿Listo? —preguntó el hombre cuando regresó al coche.
—No estoy segura. ¿Cómo sabré que lo recibió?
—Ese es su problema, Julie. Tú cumpliste.
—No vuelvas a llamarme de esa forma —gruñó, tajante—, y en este tipo de situaciones, me importaría saber si el acuerdo es aceptado. Ella tiene todas las de ganar en cualquier situación.
Kyle enarcó las cejas, una mueca arrogante tirando de las comisuras de sus labios.
—Aún quieres descubrir de quién se trata.
—No solo voy a descubrirla, voy a destrozarle la vida.
Regresaron a su casa con antelación, demasiado rápido a lo que había esperado terminar con el asunto. Le abrió la puerta del pasajero con caballerosidad, siendo indulgente con ella, aunque su semblante estuviera rígido y sus manos temblaran incontrolables.
La condujo hasta la sala y se precipitó a buscar más champagne para tranquilizarla. Se veía tan natural, tan sencillamente sensual con sus piernas cruzadas sobre el sofá y las manos entrelazadas sobre las mismas. Sus ojos divagaban con familiaridad por la habitación; probablemente con recuerdos de la última vez que estuvieron allí.
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El Sonido Del Caos ✔
Romance-¿Estás loco? -Tal vez un poco, pero tengo un extraño deterioro cuando te veo. Las apariencias no engañan y es precisamente eso lo que describe a Kyle Kovak; intenso, seductor, un magnate de las ilegalidades y el playboy con la lista más larga de mu...