CAPÍTULO 42

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—No tenías ningún derecho de revisar mis cosas —siseó entre dientes

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—No tenías ningún derecho de revisar mis cosas —siseó entre dientes. La acercó del brazo que aún no soltaba y la contempló. Sus ojos iridiscentes hondeaban a través de los suyos con discrepancia.

—Responde.

—A ti no tiene por qué importarte lo que a mí...

—¡Maldita sea, Julie por favor responde la maldita pregunta!

—¡Sí! —chilló bruscamente para enfrentarlo. Observó su expresión crisparse, desprevenido y se aprovechó de la desventaja para liberarse—. Lo supe hace algunos días.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—No sabía que te debía explicaciones de mi vida...

—Por favor —la interrumpió. Nuevamente la contemplaba en un silencio absoluto—. ¿Es de... Justin?

—No lo sé.

—¿Cómo no lo sabes?

—¿En serio quieres que te explique por qué? —siseó, débil ante la voz masculina de regreso—. Me haré un examen a la semana dieciocho.

—Espera... Tú, ¿tú quieres...? ¿Lo vas a...?

Las palabras temblaron en su voz ronca y áspera. El hilo intermitente que irrumpía en el silencio era temerario a las ofensas e inquietudes; más no soportaba la espesa realidad que atravesaba.

Jules lo observó impasible, interfiriendo en todas sus expresiones para no demostrar sus verdaderos sentimientos. Oteó sus ojos, el brillo de sus pupilas dilatadas, su respiración esporádica, los nervios agolpándose en sus extremidades, convulsionando la paz de minutos antes.

—¿Y si es... mío? —inquirió en un hilo de voz. La encontró desarmada, temerosa de su acción y sintió un nudo formarse en la garganta que le impedía hablar con naturalidad. Tomó impulso cerrando los ojos y se acercó a ella con la mayor amabilidad en que pudo agraciarse—. Julie yo no... No podría ocuparme de algo como eso en estos momentos, lo sabes, ¿verdad? No es algo que haya estado en mis planes. Pero, ¿no tomabas píldoras?

—Lo hacía —Un hilo de voz—, pero comenzaron a suceder tantas cosas, no las tomé a diario.

—Jules —Levantó la barbilla femenina y la guio para mirarla—, lo siento. Si llega a ser... Si resulta ser de los dos yo... No querría...

—Basta —Se apartó bruscamente y, atolondrada, se dirigió hacia la habitación. No había esperado aquello. La angustia carcomía sus últimas fuerzas amenazando con arrebatarle todo lo que consideraba importante en su vida. Tragó aquella sensación y comenzó a desvestirse bajo la atenta mirada de Kyle—. Me importa poco y nada lo que tú creas conveniente, Kyle. Ya he visto cuan mal tomas tus decisiones y no pretendo escucharte. Yo sola decidí que esto —sus manos acariciaron el vientre—, no tenía la culpa de mis errores.

El Sonido Del Caos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora