CAPÍTULO 8

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Justin abotonaba su camisa frente a la cama, donde Jules estaba recostada observándolo con detenimiento

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Justin abotonaba su camisa frente a la cama, donde Jules estaba recostada observándolo con detenimiento. Su abdomen no era tan firme, pero gozaba de buena salud y se mantenía en el mismo peso. No tenía demasiado tiempo para ejercitarse con el trabajo que le daba su padre, las salidas con su grupo de amigos a quienes veía ocasionalmente, la relación que tenía con su novia no le concebía demasiado tiempo tampoco y sus fiestas y eventos galardonados resultaban exhaustivos luego de varias ocasiones repetidas. Sin embargo, se permitía algunos ejercicios en casa en su gimnasio personal.

Aún convivía con su padre en un elegante barrio privado que destacaba el bohemio carácter de las grandes élites de la ciudad. Un enorme enrejado con portón eléctrico los separaba del resto de los ciudadanos, ocultos en la elegancia y majestuosidad de sus acaudaladas mansiones estereotipadas. Un alter ego completamente diferente a la sombra de Jules en su pasado.

Sonrió en complicidad ante su atención y ajustó su pantalón antes de inclinarse para besarla una última vez.

—Siento no quedarme de nuevo —se disculpó con pesar, tomando un sitio a su lado para acariciarle el cabello—, la oficina es un caos.

—¿Saben que escapaste?

Jules aún no se vestía, prefería mantener su atención en aquel hombre frente a ella, aunque no completamente; la sonrisa de Kyle continuaba reflejándose en sus pensamientos.

—No, claro que no. Estamos avanzando en este caso, será épico, créeme. Ganaremos una fortuna en el bufet si esto resulta como lo estoy planeando —replicó, incorporándose nuevamente para tomar su chaqueta—. Debo irme, cielo. Te llamo mañana.

Jules asintió.

Su vida la había acomodado en una posición de soledad que difícilmente superaría, y conocer a una persona ocupada que respetase esa clase de comportamientos la hacían sentirse segura y liberada en ciertos aspectos. Aunque a veces pasara demasiado tiempo en ese amplio departamento, le agradaba que Justin no fuese asfixiante en su relación.

Se despidió una última vez con un beso casto en sus labios antes de retirarse de su habitación, pero se mantuvo inmóvil hasta que oyó la puerta principal cerrarse tras él. Se suponía que debía pensar en la invitación de Kyle para proporcionarle ayuda, una cena en su casa a solas con una persona cuyo único propósito en sus intenciones era tenerla atada en su cama; pero decidió ducharse antes, tomándose su tiempo para relajarse.

No había estado antes en una situación semejante, escondiéndose de otro hombre que amenazaba su relación actual, siendo extorsionada por su propia vida.

¿Habría sido Kyle quien había planeado todo desde el principio?

Lo había pensado tantas veces, meditado, reflexionado, pero no tenía sentido alguno, más que la mera coincidencia de que todos sus problemas aparecieron luego de conocerlo.

El Sonido Del Caos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora