CAPÍTULO 24

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—Llevas rato distraído, amigo

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—Llevas rato distraído, amigo.

Matt llamó su atención desde algún punto de su oficina que no pudo reconocer. Era cierto, llevaba tiempo sumido en sus pensamientos mientras su compañero le relataba el informe que el equipo había preparado para él esa mañana.

Los planes para invadir una nueva propiedad en Nueva York se hacían arrebatadoramente preocupantes, por lo que requería de toda su atención y antelación para evitar errores. Cuestión que Kyle, en esos momentos, no podía permitirse.

Pasó duramente su mano por el rostro cansado y bufó con ojos cerrados.

Matt bebió del café que Lisa les había servido instantes antes e imitó su gesto.

—Nunca te había visto comportarte así por nadie más.

El morocho se incorporó de su sillón utilitario y se aproximó a la vista del excepcional ventanal, oteando las calles de la ciudad con cierto resentimiento por la cruda realidad. Aquella mañana se parecía a la anterior, y a la anterior a esa y a todas las mañanas posteriores de conocer a Jules.

No había conciliado descansar esa noche, sus ojos cansados y el peso de sus recuerdos, delataban la mentira de la que quería convencerse sin éxito. Había visto la escena como un ente distante, crispado por el asunto, pero no había podido liberarse de ello.

No pertenecía a su vida y eso lo ofuscaba ávidamente. Había deseado ser Justin, acercándose a ella con preocupación y ocupar su boca entera con antelación a su deseo por ella. Había idealizado la sonrisa que ella le había dirigido, aquel brillo extraño en sus ojos al verlo llegar para sí mismo y había intentado en vano recordar si alguna vez ella se había emocionado de verlo también.

Quería entrar en su vida, quería acaparar toda su atención y ser quien la emocionara de esa forma tan cariñosa y leal. Pero la barrera que ella construía sobre ambos era casi imposible de derrumbar.

—No sé qué me sucede. Nunca me había sentido de esta forma, Matt. No puedo dejar de pensar en ella —confesó. Era la primera vez que hablaba de esa forma tan confiada con él. A pesar de sus años juntos, no había confiado a nadie sus pensamientos.

Matt comprendió su desesperación y resopló reflexionando sus palabras.

—Tarde o temprano te sucedería. Sólo tenías que hallar a la única que te moviera el piso —hizo una extensa pausa antes de continuar, sabía que debía encontrar las palabras correctas para no volverlo en su contra. Pero la situación lo irritaba demasiado. Se lo había advertido—, lástima que sea ella.

—¿A qué te refieres?

—Es la novia del hijo de Fuhrman. Será la dirigente en un par de meses cuando pase a manos de su novio y sabes lo que ocasionará eso.

—No lo hará. Confío en ella.

—No podemos confiar en tu juicio y menos ahora que te tiene a sus pies —Kyle bufó con escepticismo—. Puede hacer contigo lo que le plazca.

El Sonido Del Caos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora