La atrapó entre sus brazos hacia él para observarla. Le gustaba tenerla cerca, apreciar sus ojos, la intensidad de su mirada y el carácter que le proporcionaba. No había conocido antes una mujer como ella y eso a veces lo asustaba, pero su boca palpitante cuando la tenía cerca era más un misterio para él que un temor y lo intrigaba demasiado como para detenerse.
Estrechó su boca contra la de ella en un efusivo aliento de su deseo. Estaba tan acostumbrado al sabor de sus labios, tan cómodo con la piel que apenas tocaba y las reacciones que despertaba en su cuerpo que no podía reparar en buscarla.
Respondía a él con ese sentimiento de intriga y deseo que él esperaba y ansiaba el momento en que pudiese entregarse completamente.
—Kyle, basta —interrumpió ella colocando una mano sobre su pecho. ¿Qué haces? —sintió las palabras arrastrarse en sus oídos y se maldijo a sí misma por beber tanto.
—Supongo que es mi respuesta a tu pregunta.
Jules lo observó en silencio, aún con la mano sobre su pecho y la energía de aquel beso esparciéndose por todo su cuerpo. Podía provocarla, podía incitarla a pecar de tantas formas posibles que la confundía, no estaba segura si mirarlo de la forma en que lo hacía conformaba parte de la lista; pero no podía detenerse. Arriesgaba su vida con él en ella y debía terminar.
—Kyle tienes que irte —sugirió ella y él nuevamente la atrapó en su boca, sediento de su sabor—. Por favor... —murmuró entre sus labios—... Kyle... —bramó una última vez antes de tomarlo por el cabello y tirar de él con deseo.
El fuego crecía en su interior avivándose al momento en que él la acariciaba, en que tomaba las riendas en una situación que ella no podía ser capaz de controlar, aún no estaba decidida a hacerlo. La urgencia de sus pensamientos tornaba la situación dudosa y aislante.
Sus caricias se sentían necesitadas de piel, de roce, de contacto directo. Kyle con habilidad había desabotonado la blusa de Jules y se hallaba entre la hendidura de su cuello intentando doblegarla a sus impulsos, insistiendo en que se dejara llevar por el momento. La tomó por el cabello sin separar los labios de su piel, dirigiendo su lengua a la cúspide de sus senos y deleitándose al erizarlos con brusquedad. Jules cedía a sus encantos, pero sabía que debía ser precavido, evitar que luchara contra sus deseos era su interés primordial.
Enredó sus dedos con gentileza y llevó su mano hacia sus pantalones, donde su miembro palpitaba con efusividad brusca lo que deseaba de ella. El cuerpo de la mujer se tensó y Kyle pudo sentirlo bajo el suyo, pero no le permitió redimirse, le gustaba lo que hacía, le gustaba provocarlo y la llevaría a conocer su clímax al penetrarla con la intensidad que deseaba.
Jules cedió a su intención buscando el miembro de Kyle por debajo de sus pantalones y lo sostuvo con fuerza entre sus dedos, provocando un pequeño gemido de éste. Su deseo acrecentó al mismo tiempo que sus miedos por lo que sucedía y comenzó a detenerse con lentitud, pero éste no se lo permitió. Tomándola por los muslos la arrastró hacia la cama mientras ella se quitaba la blusa con desesperación.
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El Sonido Del Caos ✔
Romansa-¿Estás loco? -Tal vez un poco, pero tengo un extraño deterioro cuando te veo. Las apariencias no engañan y es precisamente eso lo que describe a Kyle Kovak; intenso, seductor, un magnate de las ilegalidades y el playboy con la lista más larga de mu...