CAPÍTULO 20

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La lealtad de sus sentimientos estaba siendo traicionada por la realidad que la abordaba en esos momentos

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La lealtad de sus sentimientos estaba siendo traicionada por la realidad que la abordaba en esos momentos. Aquel hombre arrogante e impulsivo que abarrotaba sus pensamientos y doblegaba sus emociones contrariadas, era quien había conciliado desestabilizarla la noche anterior.

Lo observó con deleite por algunos instantes en que aún no era arrastrada hacia la realidad de su situación y se permitió pensar en él como lo que realmente era; su amante.

Su rostro perfectamente calmo, apoyado sobre la almohada; cada una de sus largas pestañas reposando en paz sobre sus ojos; la respiración acorde al ritmo de sus latidos. Aun en la plenitud de sus más gratificantes y celestiales sueños secretos, podía apreciarse el erotismo y descomunal sexualidad que ese hombre desprendía.

Era la primera vez en su vida que respondía a un deseo mayor al de su entendimiento. Era la primera vez que sus sentimientos con el sexo opuesto no variaban según la importancia económica que los rodeaba ni por la gracia de sus modales. Kyle Kovak no era un ejemplo de caballero, como tampoco era un seguro contra la opulencia de su pasado.

Respiró preocupada y se incorporó con lentitud sin despertar a su compañero, buscando entre las prendas del suelo las suyas.

Debía acoplarse a la realidad que sus ojos le brindaban sin piedad: Él no era para ella. Olvidar aquella noche si aún existía la esperanza con Justin, era su mejor carta.

 Olvidar aquella noche si aún existía la esperanza con Justin, era su mejor carta

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—Buenos días, señor.

Desperezó los músculos con una extraña sensación de felicidad abordando las comisuras de sus labios y tanteó entre las sábanas a quien esperaba encontrar.

—¿Dónde está Jules? —inquirió al mayordomo cuando no la halló a su lado.

—Se levantó hace un momento, señor. Está abajo desayunando.

Sonrió con carisma, calzándose unos jeans y bajando a prisa hacia la cocina, donde esa mujer especial bebía un café en la barra del desayunador. Llevaba puesta una falda perfectamente alisada, zapatos de tacón rojos y una blusa ajustada de color blanco. Su cabello estaba perfectamente recogido y desprendía un delicado aroma a su jabón masculino en su piel blancuzca.

El Sonido Del Caos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora