CAPÍTULO 17

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—¿El señor Kovak está en su oficina? —preguntó Jules a Lisa acercándose hacia la puerta de destino

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—¿El señor Kovak está en su oficina? —preguntó Jules a Lisa acercándose hacia la puerta de destino.

—Está, pero no está disponible para atender a nadie en este momento —espetó la mujer, limando sus largas uñas metalizadas con esmalte. Jules se detuvo en seco.

—Creí que él te había pedido que cuando llegara le avisaras.

—Me lo dice con todas —replicó en una sonrisa, pero inmediatamente reparó—, sin ánimos de ofender. Es larga la lista y al señor Kovak no le gusta decepcionar a ninguna —La blonda frunció el entrecejo sin saber exactamente qué responder a eso. No había esperado esa hostilidad después de compartir una cena con ella—. Sí quieres puedo dejarle tu recado.

—Prefiero que le avises que estoy aquí —remató Jules a regañadientes.

—No podré hacerlo.

Jules se acercó a la puerta con decisión y tomó el pomo de la puerta instantes antes de detenerse, vacilando. Al otro lado oyó una risita femenina colarse por la abertura de la que no mantenía distancia y otro trago amargo la invadió con fiereza.

—Te lo advertí —sonrió inocente Lisa al otro lado del mostrador.

La blonda se debatió a sí misma durante algunos segundos si entrar o no y al escuchar la voz de la mujer nuevamente soltar una carcajada esta vez un poco subida de tono; tomó la confianza que necesitaba para ingresar en la oficina.

En el interior, una blonda de cabello largo y esbelto se encontraba sentada sobre el escritorio de Kyle con una elegancia y porte innatos a pesar de su posición vulgar. Sus piernas bronceadas y delicadas parecían modelar para una revista de ropa interior o trajes de baño costosos al igual que las delicadas curvas que conformaban un pequeño cuerpecito dotado de virtudes que difícilmente serían trabajadas con ejercicios.

Kyle estaba de espaldas observando a la mujer, demasiado cerca de sus piernas como para pensar en algo más explícito que la escena conformaba. Se giró bruscamente con semblante enfadado antes de visualizar a Jules en la puerta y ablandó su rostro alarmado.

—Julie —susurró sorprendido por la intromisión y pareció lamentarse por llamarla de esa forma. La blonda a su espalda se incorporó con lentitud y se acercó a su espalda para susurrarle a su oído antes de caminar en dirección de Jules—. Carol. ¡Carol! —insistió Kyle en llamar a la mujer con su voz cargada de advertencia.

Pero ésta no se detuvo y sonrió con vehemencia y petulancia al pasar junto a la intrusa. Era un poco más baja que Jules y su cabello se entornaba junto a sus ojos de manera seductora; su semblante imponía su propia tendencia y debía ser quien ordenara en el lugar donde trabajaba.

No dijo nada, además de mirarla antes de desaparecer de la oficina y dejar a su disposición el tenso ambiente anterior.

Kyle fregó su sien con rudeza evidentemente enfadado y resopló con frustración. Jules cerró la puerta tras entrar y avanzó indecisa hacia él.

El Sonido Del Caos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora