Pensamientos

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Elsa con dificultad fue que se obligó a no voltear, que hombre tan... ahhh... Suspiró, y se permitió lanzar una pequeña mirada sobre su hombro para ver a la persona con quien chocó, su piel aun le hormigueaba, sintió un poco de desilusión el que él no le preguntará su nombre, molestia por Anna por llamarla, ella estaba un poco embobada mirando sus ojos color chocolate, tan fríos, pero... Su instinto le hizo sentir a salvo.

Que cosa tan extraña, desde que saliera de su casa se sentía en peligro, y esa sensación aumentaba cada vez que el mencionado Hans la miraba ya sea a ella o a su hermana, durante el trayecto en le coche, no había parado de decirse que era una paranoica de cabo a rabo, que debía relajarse, pero la sensación era decididamente abrumadora, por eso en cuanto llegaron, les pidió que se adelantarán en lo que ella intentaba controlarse, al mirar a su hermana que brillaba al estar al lado de Kristoff fue que una vez más a callo sus instintos y quiso darle gusto a su hermanita, tras respirar profundo tres veces camino, concentrando su atención en la silueta de Kristoff que fácilmente destacaba, cuando chocó con aquel hombre.

¡Pero que hombre!

Alto, hombros anchos, delgado y definitivamente en buena forma, pudo sentirlo cuando chocó, sintió que chocaba contra una pared cálida, hermosa voz grave como a ella le gustaba, boca bonita, labios gruesos, se veían muy besables y sus ojos, aunque eran de chocolate y se miraban fríos, ella sintió que había algo más ahí...

"Estás loca, Elsa", se regaño a sí misma, pero la sensación, ahí seguía, la sensación de seguridad, tranquilizándola, realmente era algo extraño, sumamente extraño.

Para su decepción y tranquilidad el misterioso hombre había seguido su camino, tenía un caminar muy sigiloso como si no pisará el suelo, como si volará, se dio la vuelta, moviendo la cabeza negativamente , "si, definitivamente estoy bien loca y paranoica para terminar", se dijo así misma.

Con decisión buscó a su hermana, había demasiada gente, por lo que olvidó sus reflexiones después de haber chocado con aquel hombre que le había despertado sensaciones hasta ese entonces desconocidas, no es que fuera ella una mojigata, había tenido novios, incluso uno serio, pero ninguno de ellos le había despertado ese curioso sentimiento de seguridad.

Nuevamente suspiró irritada por tanta gente que le obstaculizaba el paso, respirando profundamente para tranquilizarse, fue que siguió avanzando buscando a su hermana pequeña, aun cuando fuera una adulta, no podía evitar preocuparse por ella, cuando visualizo el cabello caoba de Anna fue que se pudo tranquilizar, sonrió al ver la mano efusiva de Anna que le señalaba la mesa en la que estaban ya sentados.

-Tardaste mucho, Elsa- podía oír el reproche velado de Anna.

- Lo siento-dijo, sin sentirlo mucho-, no fue mi intención...

-¿A quién conociste?

-¿Qué te hace pensarlo?

-Estas muy sonrojada, eso te delata

Al oír el tono de superioridad de Anna, Elsa maldijo su piel blanca delatora

-Ahora no, Anna- se apresuro a continuar al ver el brillo rebelde que le avisaba que el asunto estaba lejos de ser olvidado- recuerda que no estamos solas y prefiero contártelo en casa, ¿De acuerdo?

Anna miró a su hermana muy ruborizada, y ella conocía a su hermana, no se ruborizaba de esa forma por nada, definitivamente conoció a un hombre, pero reconoció que la plática que sostenía con su hermana mayor, estaba atrayendo la atención de Kristoff y de Hans. Por eso asintió dándole a entender que ella llegaría al fondo de ese asunto.

Elsa suspiró aliviada al ver que Anna sensatamente cambiaba de tema, no le parecía correcto hablar de chicos estando en cita con otros, y Anna era de ese mismo pensamiento.

Hans observaba a las hermanas, realmente eran hermosas, sacaría muy buen dinero de la venta de Elsa y Anna, ahora sólo debía convencer a Kristoff de esa maniobra, al parecer le estaba agarrando cariño a la pelirroja, se le estaba olvidando el negocio y esa noche se lo recordaría.

Kristoff empezó a inquietarse al mirar la mirada especulativa con lo que Hans miraba a las hermanas Arendell, se supone que por esa noche no habría negocio, pero por desgracia, la belleza de las jóvenes, estaba despertando la codicia de Hans, se maldijo por ceder a esa cita doble, que estúpido había sido, debía estar atento, no le quedaba duda que South estaba planeando algo nada bueno para sus acompañantes.

Jack había recibido la señal que Hans ya estaba en el antro con su mano derecha y posibles mercancías, no sabia si ellas los acompañaban para hacer negocio o para placer personal, rogaba que fuera por el primero pues si estaban acompañándolos por placer personal, entonces tendría que ejecutar sus órdenes que tenía de Pitch y esas eran capturar y llevarlas ante él y nada bueno les esperaba.


Por un fugaz momento le vino a la mente los ojos azules de la chica del vestido azul, movió negativamente su cabeza, debía bloquear esa imagen, debía concentrarse en su misión y no dejar que boberías lo distrajeran, se estaba convenciendo a si mismo que nunca volvería a ver a esa mujer.

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Es corto lo sé, pero a partir de este momento no olviden nada pues la historia se empezará a enredar, espero que la disfruten mucho, nos vemos el mes siguiente

Feliz lectura...

Te protegeré  (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora