Más reflexiones

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Capítulo 54 más reflexiones

Después de que Bella se fuera Elsa se sentía más tranquila con respecto a las decisiones que debía tomar, lo primero sería preocuparse un poco más sobre su salud, así que en la tarde siguiente vería a Adam Beasley como su nuevo médico, él se encargaría de monitorizar la evolución de su tiroides, después le preguntaría a Aiko que ginecólogo le recomendaba para empezar a monitorear su embarazo, entre más pronto se decidiera sobre ese punto más real seria, debía tener el optimismo de Jack y que el bebé estaría formándose de forma normal y quitarse de la cabeza la probabilidad de un huevo muerto retenido.

Suspirando miro el techo, eran sencillas decisiones, pero ella sabía que eran necesarias, una forma de recuperar el control de su vida, pequeños pasos hacia la recuperación, había quedado con Bella de verla en la noche, así le ayudaría a que las pesadillas la dejaran dormir mejor, no quería más medicación para dormir, odiaba sentirse así.

Mientras pensaba en cómo decirle a su hermana la noticia de su embarazo, notó una sombra en el rincón de la habitación, su corazón se aceleró de miedo, Pitch estaba cerca...

Mariko observó a la joven que en otra vida la ayudo a un precio muy alto, había perdido sus padres, su hermana estaba en un estado emocional muy delicado y su libertad y salud quebradas, se sentía culpable, pues sabía que el colapso había sido culpa suya por no verla antes y suavizar el encontronazo con su padre.

Aún en la distancia en la que estaba pudo ver el brillo de miedo en la mirada de Elsa cuando ella por alguna razón, poso su mirada en el rincón en el que estaba, al verla respirar con rapidez y perder el poco color salió de su escondite para ayudarle a tranquilizarse.

Al mirar a la joven rubia de ojos ambarinos, Elsa se dio cuenta que era Mariko la que se acercaba a su camilla, el nudo de miedo poco a poco la fue soltando permitiéndole respirar otra vez.

-Mariko- dijo con voz trémula y ronca- me da gusto verte...

A la chica no el paso desapercibida la nota de alivio en la voz y la amabilidad con que siempre la trato, sintió un nudo enorme formarse en su pecho, la culpa era enorme, Elsa no debió pasar por todo, no lo merecía, abrió la boca para saludarla, pero para su bochorno no pudo, su voz estaba estrangulada, pero los grandes ojos ambarinos, se cuajaron de lágrimas haciendo que los ojos azules se llenaran de silenciosa comprensión, Mariko pudo ver que no la culpaban, pudo ver el cariño de la amistad que habían compartido, la alegría de verla otra vez y saberla a salvo, por lo que con pasos inseguros se acercó a la camilla donde Elsa abrió sus brazos para que pudieran abrazarse después de 6 largos años.

Elsa pudo ver la culpa en los ojos de Mariko, la tristeza de su suerte, de sentirse responsable de ella, pero Elsa no quería que Mariko se torturara con eso, para ella Mariko era una amiga y la había ayudado de todo corazón, con un precio muy alto, pero eso nadie lo podía prever así no valía la pena culpar cuando no la había, el único pecado de Mariko había sido haber tomado malas decisiones, y todo mundo lo hacía y no por eso había que martirizarlo toda la vida, por algo existían las segundas oportunidades y se alegraba que Mariko disfrutara de ella.

-Lo siento tanto- el susurro doloroso de Mariko rompió el silencio que estaba entre ellas, sólo los sollozos se habían escuchado, eran las primeras palabras que decía desde que había entrado a la habitación, Elsa sintió encogerse su corazón de tristeza al oír el dolor encerrado en esas tres palabras-, lo siento tanto, Elsa. Si pudiera...

-Mariko- dijo Elsa interrumpiéndola y abrazándola con fuerza- Nadie puede cambiar el pasado, solo aprender de él, pensé que ya lo habías entendido en el tren...

-Pensé que sí- dijo indecisa- pero al verte... hace que me sienta... avergonzada, muy avergonzada

- ¿De qué? Si se puede saber

Te protegeré  (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora