Capítulo 41 confidencias entre hermanas
Elsa se sentía inquieta, ya había pasado unos minutos desde que Honey saliera con el hermano mayor de Hiro y Anna aún seguía silenciosa, en el pasado Elsa no había tenido problema con los silencios de Anna, porque nunca había existido, su hermana siempre era parlanchina, en ese momento se estaba dando cuenta lo mucho que le había afectado el secuestro...
- ¿Quién crees que pagará nuestra cuenta? - hizo la pregunta en un intento débil de hacerla hablar, sintiendo la pared en la que Anna se estaba refugiando y ella no lo había visto debido a su propia enfermedad cuando Anna levanto los hombros en señal de no saber y que no le importaba saber, decidió presionar un poco más- vamos Anna, tú debes saber un poco más que yo...
- ¿Acaso me estas reclamando que yo haya estado más tiempo libre que tú? - la voz iracunda la dejo anonadada, no era su hermana la chica que hablaba- ¿ya olvidaste que me ordenaste que te dejara para que buscara a Mariko? No entiendo ahora tu preocupación por la cuenta, Elsa
-¿Qué tienes Anna? Solo te hice una pregunta...
Anna la miro con rabia y Elsa la miraba preocupada, ¿Qué había pasado con su hermana risueña y despreocupada?, ahora entendía más lo que decía Honey que Anna necesitaba ayuda, pero ella misma estaba aún muy débil...
Anna sentía su ira crecer, ¿Qué le pasaba? ¿Por qué estaba atacando a Elsa, cuando había sobrevivido por muy poco? No pudo evitar recordar las palabras de la psiquiatra...
-Kristoff, este pasillo no es para la cafetería- dijo Anna al darse cuenta de que el rubio la estaba llevando a unos pisos más arriba de donde está internada Elsa. - ¿Qué se supones que haces? No quiero alejarme de mi hermana
-Anna, tranquila- dijo sujetándola con fuerza de la cintura, haciendo que esta se removiera inquieta- lo siento, pero necesitas ayuda...
-¿La tuya? No, gracias- le dolió escucharla hablar con burla en la voz- ya he visto a donde me lleva tu ayuda...
-Anna, no espero que me perdones un día, pero me preocupas y no solo a mi...
Ella sentía la garganta cerrada del cumulo de sentimientos que la desbordaba, quiso detenerse pero prácticamente Kristoff la había arrastrado hasta una habitación con colores alegres de suaves tonos rosados, verdes y crema, que hicieron que una parte de sus sentimientos alterados se tranquilizaran lo suficiente para dejar de manotear contra Kristoff, esa habitación que olía a rosas, la atrajo, su madre siempre olía a rosas, ese recuerdo hiso que se le llenaran los ojos de lágrimas de nostalgia, como extrañaba a su madre, como la necesitaba en ese momento.
- ¿Tu eres Anna Arendell? - le dijo una mujer de cabello castaño y ojos castaños, era muy bonita, había algo en su voz que le infundía confianza, por lo que solo asintió con la cabeza, soltándose finalmente del agarre de Kristoff- perfecto, entonces le voy a pedir a tu acompañante que cierre la puerta al salir, me han dicho que necesita hablar...
- ¿Y usted es...? -pregunto Anna parada a mitad de la habitación, mirando fijamente a la mujer que la invitaba a tomar asiento frente al escritorio
-Ay perdona mis modales- dijo con una sonrisa que le llego a los ojos haciendo que Anna se sintiera más segura con esa misteriosa mujer que con otra persona- me llamo Bella Beasley, soy psiquiatra...
- ¿Así que ahora estoy loca? - dijo con ira, se sintió traicionada...
-No Anna, las personas que necesitan ayuda de psiquiatría no están locas, solo sufren desordenes en la fisicoquímica de tu cerebro, es decir, el cerebro como cualquier órgano produce necesita de ciertas sustancias para funcionar, cuando por alguna razón tu cuerpo no las procesa o lo hace de forma no correcta, tu cerebro enferma, pero como es el que gobierna tu conducta y demás funciones que se llaman superiores como el pensamiento, el habla es que los psiquiatras estudiamos. Te voy a poner un ejemplo sencillo, la serotonina es un neurotransmisor exclusivo del sistema nervioso, se le conoce como la hormona de la felicidad, si tu cuerpo deja de producirla, viene la depresión, curiosamente el chocolate tiene serotonina, por eso cuando estamos tristes comemos chocolate para sentirnos mejor...
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Te protegeré (Jelsa)
RandomElla sabía que estaba en problemas, pero no en cualquier problema, ella y su hermana lo estaban; se maldecía a sí misma por no haber sopesado mejor sus ideas. El hombre maldecía interiormente la suerte que dominó la situación, precisamente su mayo...