Visitas inesperadas

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Capítulo 38 visitas inesperadas 

Elsa oscilaba entre la conciencia y el mundo de los sueños, seguía sintiendo tristeza, le daba preocupación despertar y ver a su hermana pálida con una mirada que le era por completa desconocida en su experiencia como hermana y conocida como profesionista; Anna necesitaba ayuda profesional.

No sabía cómo ayudarla, a pesar de que siempre que podía decirle que no la culpaba, intuía que esa respuesta no satisfacía a su hermana, así pasaron dos semanas desde que Jack la había llevado al hospital, dos semanas que no lo había visto y se arrepentía de no haberle dicho que lo amaba, necesitaba oírle decir que la amaba y decirle lo mismo.

Ese día que fingió estar dormida a petición de Honey, para poder llevar a Anna con un psiquiatra accedió hacerlo para que su hermana fuera atendida y fue que pudo por fin hablar con Jack.

A la luz del otro día, aunque pensara que había sido un sueño, supo que no era así, Jack había estado con ella, le había dicho que la amaba y lo había besado una vez más, su corazón latía enamorado, locamente enamorado...

-Hola Elsa-la saludo Honey- ¿Cómo hemos amanecido?

-Con ganas de salir de aquí, Honey- dijo sonriéndole cálidamente, Honey le agradaba mucho, aunque Anna le decía que no confiaba en ella, no entendía la actitud de su hermana- pasando a otro tema, ¿sabes cómo le fue a mi hermana?

-Tranquila Elsa, la Dra. Bella es inglesa, pero es muy buena en pacientes con estrés postraumático- le dijo mientras le revisaba las constantes vitales y la medicación que aún se le administraba- incluso si te parece bien, tú también podrías platicar con ella.

-Supongo que sería lo mejor- dijo en tono pensativo- puedo ayudar a Anna al mismo tiempo, porque si te soy honesta sé que algo está mal con ella, pero en este momento no se cómo ayudarla...

-Lo que sufrieron fue demasiado malo, Elsa, físicamente tú te llevaste la peor parte, pero Anna salió más afectada, no deja de repetir que es su culpa...

-Anna es más sensible que yo-comentó reflexivamente- desde niñas Anna era más susceptible a las críticas, de alguna forma le gusta caerle bien a todo mundo, las opiniones de los demás le importan más de lo que yo considero apropiado

- ¿Y tú, Elsa?

-Yo soy más dura, no me interesa la opinión de los demás, mientras yo sepa que lo que estoy haciendo es correcto, pueden meterse sus opiniones por donde quieran

-Vaya una chica dura- dijo en tono bromista sonriendo- pues que suerte, porque lamento decirte que necesito que estés otras semanas internada, aún estoy preocupada por tus riñones, por culpa de la tormenta tiroidea y la deshidratación presentaste una insuficiencia renal aguda y apenas estas mostrando mejora y como tú y Anna no conocen nada de Tokio, sería una imprudencia darte el alta, además si mi ojo clínico no me falla, Anna también necesitara un tiempo de internamiento.

-Supongo que tienes razón- el tono filosófico de ella nuevamente sorprendió a Honey-no te sorprendas Honey, siempre he sido muy pragmática, si estuviera en funciones, yo misma recomendaría que Anna sea valorada por psiquiatría, me angustia que haga algo muy imprudente...

-No sabes cómo valoro encontrar gente sensata y no baka- suspiró Honey más tranquila de saber que Elsa aprobaba el tratamiento que necesitaba con urgencia Anna- ya me ha tocado lidiar con dos bakas y sinceramente me tienen al punto de quiebre de mi paciencia...

Antes que Elsa le preguntara que significaba la palabra baka, apareció en su puerta una especie de fantasma, aunque ella estaba segura de que lo conocía, no sabía de dónde, pero lo conocía y junto a él estaba un chico no mayor de 15 años muy delgado y pálido, "vaya pareja", pensó asombrada.

Te protegeré  (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora