22.

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En este capítulo, como veréis todo será desde el punto de vista de Jaebum.
Siempre os he mostrado los pensamientos de Youngjae y su punto de vista de todo lo que ocurría, pero nunca habéis sabido con exactitud qué es lo que pasa por la cabeza de Jaebum respecto a Youngjae.
Así que esto es algo "diferente" al ser él quien narra.

Lo hago como especial por casi los 50K.

Espero que os guste y gracias por todo.

😊💖



Narra Jaebum.

Abrí mis ojos agitado y asustado. Mi respiración era irregular y mi corazón latía con demasiada prisa. Sentía una opresión en el pecho y me faltaba el aire. Había tenido otra pesadilla, una más de miles.
No todas las noches tenía que experimentar soñar con cosas horribles, pero sí en muchas de ellas me ocurría. Y aunque ya me había acostumbrado a ello, era una tortura tener que sufrir por ellas tantas veces.

Giré mi cuerpo un poco y me encontré a Youngjae un tanto alejado de mí. ¿En qué momento de la noche dejé de abrazarle?
Lo bueno es que no le había despertado, así que verle dormir con tanta paz me tranquilizó. Desde que comencé a vivir y dormir con él, muchos de mis malos pensamientos ya no estaban tan presentes. Al igual que las pesadillas, las cuales ya no tenía con frecuencia. Era como que mi mente estaba más tranquila.

Desde el día que conocí a Youngjae en las gradas, noté que había algo diferente en él. Y no era su voz, su sonrisa o su manera de expresarse. Era la manera en la que me hizo sentir sin ni siquiera conocerle. La forma en la que se acercó a mí, me habló y se interesó en mi persona a pesar de todo lo que decían y rumoreaban los estudiantes sobre mí.

Me dio miedo y desconfianza el haberme sentido diferente ante su presencia, fue por eso que después de ese día empecé a evitarle y esquivar sus miradas, no quería saber nada de él. Hasta que me encontró en la cafetería, cosa que me molestó, porque después de estar semanas evitándole, sin haberlo previsto le tenía enfrente de mí junto con un café. Ese día al ver que pagó mi café sin ni siquiera yo haber hecho nada por él, me hizo sentir demasiado bien. Sabía que era una acción simple, pero significaba mucho. Ese día salí un poco alegre de la cafetería, cosa que nunca había sucedido desde que empecé a frecuentarla.

Llegó el día de la biblioteca, sabía que Youngjae me había encontrado gracias a mi tía, aunque ella no quiso admitirlo. Ese día no me molestó en absoluto su presencia, pero no quería que se quedase, aunque aun así él se salió con la suya y se quedó de todos modos. Desde hacía tiempo no me había sentido nervioso por la presencia de otra persona, y aunque no lo demostré porque supe esconderlo y disimularlo, eso no quitó el hecho de que en varias ocasiones tuve mis nervios muy presentes. Sobre todo cuando sentí su pierna tocando la mía y su brazo pegado al mío también, estuvimos demasiado cerca por unos segundos y eso me hizo sentir raro. Hacía años que no había tenido esa clase de acercamiento con otra persona que no fuese mi tía, a quien abrazaba cuando lo necesitaba.

Cuando Youngjae me insistió en darle mi número de teléfono y me pidió salir a algún lugar con él, sentí que realmente este chico se estaba tomando muy en serio el ser cercano a mí. Pero mi desconfianza y pocas ganas de ser parte de la vida de una nueva persona, estaban muy presentes. Sin embargo, después de que continuó insistiendo un poco, decidí aceptar e ir con él. Al final fuimos al acuario, y no podía negarlo, disfruté mucho de pasar tiempo a su lado. Me estaba empezando a caer mejor y me había alegrado un día que seguramente iba a ser triste. Porque en esas semanas estaba dándole muchas vueltas a la cosas, pensando en mi vida y en el sentido que tendría una vez que Ayen se marchase a Nueva York y me quedase completamente solo. Porque por mucho que quisiese creer que podía vivir mi vida sin nadie en quien apoyarme, la realidad era que no. Necesitaba al menos a una persona viviendo en la misma ciudad que yo y con la que pudiese mantener el contacto, y no debía de ser diario, pero sí de vez en cuando. Y sabía que mi tía iba a seguir para mí, pero el problema era que se iba a ir muy lejos y no podría verla en persona ni darle un abrazo cuando me sintiese mal o tenerla en mi apartamento los fines de semana. Ahora iba a estar más solo que nunca junto con mi mente llena de pensamientos malos y suicidas. No podía permitirme seguir con vida, porque nada merecía la pena. No tenía algo por lo que quedarme ahora que mi tía se iba a ir lejos. Ya había hecho lo suficiente y necesario en este asqueroso mundo, y de todas formas, las ganas de vivir nunca estuvieron dentro de mí.

No te acerques a él [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora