15.

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La rabia se apoderó de mi cuerpo y empecé a dirigirme hacia ellos con pasos decididos, aunque apenas pude avanzar porque mis amigos me agarraron y me llevaron hacia atrás.

-Jae, tranquilízate. -se posicionó frente a mí Hyungwon. -No los interrumpas.
-¿Por qué? -pregunté con clara molestia.
-Porque no es tu asunto ni el de nadie que se estén besando, déjalos que hagan lo que quieran. Si luego le quieres preguntar sobre esto puedes hacerlo, pero ahora mismo no es el momento. -explicó con rapidez.

Sabía que tenía razón, así que acepté sin más remedio e intenté relajarme un poco. Si lo pensaba bien no debía estar enfadado, pero no podía evitar sentirme molesto.

Decidimos marcharnos para dejar de seguir viendo la escena, porque cuando eché un último vistazo, Lucas estaba casi encima de Jaebum, y no me apetecía seguir viéndolos.

Al cabo de un pequeño rato, me fui a la cabaña ya cansado de estar fuera y me dispuse a darme un baño. Mientras lo hacía la imagen de mi hyung con ese chico volvía a mi mente, y lo peor es que la imagen era muy clara porque había pasado hacía tan solo unos minutos.

Suspiré, debía importarme absolutamente nada lo que él hiciese con su vida. Si quería besarse con alguien que lo hiciese, yo no tenía que sentirme mal por ello, todo lo contrario, debería sentirme bien al ver que no se quedaba tan estancado con respecto al amor. Pero no, no podía y de verdad que quería sentirme feliz por él y por el hecho de que pudiese quizá llegar a superarme en un futuro cercano, pero no había manera. Además, Jaebum en su momento me comentó que no estaba interesado en los chicos, ¿acaso me mintió? Porque con las ganas que estaba besando a Lucas daba a entender que le gustaban demasiado los hombres.

Después de torturarme un poquito con mis pensamientos y terminar de ducharme, me puse ropa cómoda y me dirigí hacia la terraza con mi móvil en la mano. Ver el mar mientras escuchaba música iba a ser una buena opción para dejar de pensar.

🌊🌊

Cuando me percaté de la hora, me di cuenta de que había estado dos horas sentado en la terraza, así que quité la música y me levanté para entrar.
Me dirigí hacia la cocina para ver si podía cenar aquí. Lo normal era que fuésemos a cenar al restaurante, pero también se podía llamar a la recepción para pedir comida y que te la trajesen a tu cabaña.

Abrí la nevera y resoplé al solo ver zumos, fruta y pescado. No me apetecía comer nada de eso, así que iba a tener que llamar.

-¿Tienes hambre?

Su voz sonó detrás de mí logrando que me asustase y diese un brinco. Me giré para mirar al culpable y me encontré con que acababa de salir de la ducha, solo que ya estaba vestido, pero por su pelo mojado sabía que había salido hace poco.

-¿Desde cuándo estás aquí? -fruncí el ceño y cerré la puerta del frigorífico.
-Desde hace un rato, pero no me escuchaste porque estabas con la música y tampoco quise interrumpir tu momento de paz. -respondió para después regalarme una sonrisa.

Asentí y me alejé de él para dirigirme al sofá. Encontré encima de la mesa del salón mi cargador y aproveché para poner a cargar mi teléfono.

-¿No vas a ir al restaurante? -preguntó curioso.
-No.
-¿Quieres que me quede contigo? -se ofreció.
-No es necesario.

Mi respuesta le sorprendió, ya que su semblante cambió de forma abrupta.

-De acuerdo. -aceptó sin insistir.

Vi de reojo como agarraba su móvil, las llaves de la cabaña y después se miraba en el espejo para colocarse bien el cabello.

-Vuelvo en un rato. -avisó para después abrir la puerta y marcharse.

No te acerques a él [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora