Capítulo I

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Pedí que no hubiera lluvia y ahora resulta que  no aguanto tanto calor, ir tarde al juego de mi hija KIMERA no estaba en mis planes, menos con esta temperatura infernal, tengo calor, sed y ganas de que este sábado termine, para mañana solo dedicarme a descansar, esta semana ha sido agotadora.

Al fin llegué al parque deportivo, el auto descompuesto hace mi vida realmente miserable, debo casi correr para ir donde siempre me siento, en la fila del medio. Olvide mis lentes... Argh... las rejas me molestaran para ver a mi hija cuando este el HOME, ¡Respira SAMANTHA¡ vamos a tratar de pasarla bien, me digo, para animarme...

- Con permiso... con permiso, gracias...,  disculpa...,  gracias (es mi discurso para pasar frente a quienes sí llegaron temprano al partido) al fin, ya sentada en el puesto de siempre...

Agradezco no llevar nada de maquillaje, porque de ser así, ya parecería un mapache, hasta las máscaras de pestaña a prueba de agua se derretirán con tanto calor, hoy cargo unas pestañas postizas, porque me ofrecí... bueno realmente no fue así... nunca me ofrecí,  sino que mi amiga ESTHER me obligo a ser su modelo en el curso de estética que está haciendo; digamos que siempre soy su modelo, cada vez que busca reinventarse al terminar con su novio de turno, y le da por aprender un oficio nuevo, niego al recordar las cosas que ha hecho...

Me da el bajón típico de cuando vienes de hacer ejercicios o movimientos, en mi caso, caminar a toda prisa y ahora al quedar en reposo, mi cuerpo se cubre de una molesta capa de sudor, recojo mi cabello para hacerme una coleta alta y despegarlo de mi cuello que gotea con sudor, pero termino dejándolo en un moño nada elegante sobre mi cabeza.

Cuando tengo calor siempre quiero buscar abanicarme con algo, pero al solo pensar hacerlo recuerdo a mi madre diciendo: "SAMANTHA, si te abanicas, te dará más calor, relájate y deja al cuerpo hacer su trabajo, que es aclimatarse" haciendo esos gestos molestos con sus ojos...

El juego está animado, hoy es mixto, juegan chicos y chicas al mismo tiempo, están en pausa porque una de las chicas del equipo de mi hija recibió un golpe con la bola, terminan de asistirla y se va corriendo a trote corto hasta primera base. Aplaudo para animarla...

- 32 grados a la sombra- escucho que dicen tras de mí, pero no respondo, una voz fuerte y cortante que se afianza en la última sílaba de la palabra "sombra" no la reconozco y por ende, solo decido obviar lo que escuche, ¿Tal vez conversa con quien tiene al lado?

Se siente de repente una brisa que viene del este y casi abro los brazos para quedármela toda, hasta cierro los ojos para disfrutar de ella, realmente la necesito. En el campo los jugadores se cubren, porque la misma ventisca ocasiona que la roja arena se levante del suelo y se arremoline al pasar por allí.

- Sin agua es un suicidio- acota, otra vez la misma voz, pero ahora acompañada de un termo de agua que sé, está frío, porque al rozar con mi brazo casi hace que jadee en señal de alivio por el frescor que me produce...- 32 grados a la sombra- repitió.

Giro en sentido a quien me habla y me encuentro con un hombre, blanco, muy blanco, con entradas marcadas en el nacimiento del cabello, el cual lleva muy bajo, cejas pobladas que casi se juntan, pero por el color de los vellos solo de cerca lo puedes notar y vaya que él está muy cerca de mi rostro, unos agazapados ojos verde intenso, una nariz grande y robusta, unos labios parejos en tamaño y su cabeza angulada, están dirigidos a mí.

- Debes tomar la agua...- ( no es un error, realmente él dijo "la agua y no el agua" su acento aunque trata de no hacerse sentir, la verdad es imposible ocultar)

- ¿Perdón? - Hable con confusión, mientras escucho al réferi reiniciar el partido, con voz de fastidio por las interrupciones, miro al campo y veo como ya viene otra chica a posición de bateo y luego me enfoco en quien al parecer me ha estado hablando a mí.

ME GUSTA EL RUSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora