- ¿Vas a desayunar?- brinque al escuchar la voz de mi madre, salir de la despensa.
- Mamá, me vas a matar de un susto- lleve mi mano derecha a mi pecho.
- Así estará tu conciencia hijita... - me miró sonriendo- ¿A qué hora llegaste anoche SAM?-pregunto como si fuera algo casual y no su curiosidad desbordada la que estuviera de manifiesto.
- No me fije madre... y sólo tomaré un café.- dije caminando hacia la cocina.
- ¿Te trajo MAURICIO?- pregunto mirando el periódico.
- MAMÁ, estabas mirando desde la ventana de mi cuarto cuando llegue...- la reñi... para que dejara de hacerse la desentendida.
- ¿Quiero ver lo que te mande ayer con YURI...?- dijo en respuesta a mi reproche anterior.
- ¿Perdón?- casi hace que me salga el café por la nariz
- ¿Sabes muy bien a qué me refiero SAMANTHA ROSE?- advirtió, mirandome con una ceja alzada.
- No lo use, ¿Si es lo que tu pervertida mente quieres saber?- masculle limpiando el café que derrame en la encimera de la cocina.
- Entonces ¿No tendrás problemas en devolverlo?- me sonrió con malicia.
- No lo tengo.- susurre.
- ¿Lo usaste?- me señalo- si es así, solo dilo y ya...- encogió un hombro restándole importancia al asunto.
- No lo use y no lo tengo, porque nunca me lo entregaron, de hecho debes pedirle explicaciones a YURI, porque según dijo: lo desecho nada más entrar. Y te salvas de que aun te hable, después de haberme hecho pasar vergüenza por tu chiste de enviarme un preservativo MADRE. ¿Quien hace eso?- negué rodando los ojos...
- Solo te cuido hija...- justificó con expresión inocente, cosa que no era...
- Me avergüenzas ¿Qué tenías en la cabeza cuando le entregaste eso a YURI?- fui disminuyendo la voz hasta que solo fue un susurro audible para ella.
- Solo era un broma, realmente si lo fueran abierto sabrían que era un chicle con un tatto que se adhiere a la piel con agua, ya sabía yo que no lo ibas a destapar, solo lamento que lo botaron, me salió muy costoso-suspiro- pero valió la pena- dijo y sin más salió al patio trasero, obvio fui tras ella.
- Eres muy mala... madre- ella solo sonreía tomándose el café que cargaba en la mano- no te entiendo, ¿Por que haces estas cosas extrañas? no eres una madre normal. Lo llamaste y avisaste en donde me encontraba.- inquiri.
- Lo habría sabido igual- ni se molestó en negarlo- le gustas y solo un tonto se quedaría en su casa cuando su chica sale en plan de rumba sin él.
- No soy su chica... Mamá...
- No es lo que vi anoche.- dijo relajada.
- Argh... madre de verdad quiero tenerte paciencia, pero, con tus cosas me lo impides. ¿Qué pretendes?
- Solo pretendía lo que ocurrió- se encogió de hombros terminando su café y colocando la taza en el muro de las plantas, tomando sus guantes de jardinería.
- Y ¿Según tú qué ocurrió? porque seguro tu versión y la mía serán bastante distintas.
- Solo en contexto querida, no en el resultado... Quería que te des cuenta que el ruso te gusta, desde el primer momento en que te ofreció el agua. Que veas que él no anda jugando, que le interesas de verdad, que tu vida debe ser gobernada por ti y no por lo que pretende una chiquilla de 13 años... que seas feliz mi amor, no te aseguro que YURI sea un "para toda la vida", pero sé que te mantendrá entusiasmada el tiempo que dure. Y ese brillo que luce hoy tu rostro me asegura que tal vez valga la pena las lágrimas, si al final no resulta como quiero.
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ME GUSTA EL RUSO
AcakCuando lo cotidiano es digno de contar, cuando la simpleza representa cosas interesantes. Samantha Cabrices quiere vivir tranquila y le tocara amar en otro idioma... con una altura imposible de disimular, un hombre llega a desordenarle las ganas...