Di un paso atrás, soltando la puerta que sostuve al abrir.
- LORENZO.-masculle con la incredulidad puesta en mi rostro...
- Hola SAM- dijo con duda y mis ojos me ardían de la impresión, creo que se querían salir de lo abierto que los tenia- ¿Puedo pasar?- pregunto y yo quería decir que no, pero él fue más rápido y se abalanzó sobre mí y me abrazó, dejando inertes mis brazos a mis costados. Estaba fría y asustada.
No había terminado de reaccionar cuando repare en que tenía a YURI detrás de LORENZO... quien comenzó a hablar distraído hasta que pillo la situación y termino balbuceando.
- Moya... el- ca-fe.- se aclaró la garganta incómodo, y en eso me zafé del agarre de LORENZO como si me quemara, todo fue rápido, la situación no superó los 5 segundos, pero el rostro contraído de mi ruso, no dejaba lugar a dudas, estaba confundido y también molesto.- ¿Ocurre algo?- me pregunto, esperando que aclarara, lo que ni yo tenia claro...
LORENZO se giró para encararlo y lo mejor que se le ocurrió a este imprudente, fue presentarse.
- LORENZO- dijo extendiendo la mano a YURI- soy...
- Sé quién eres- índico este sin devolver la tendida de mano del otro, con un tono fuerte.
- YURI, yo...- balbucee como lela, estaba nerviosa, asustada, no sé porqué tenía esta bendita sensación de culpa atragantada en la garganta, ¿Acaso era idiota? Mi actitud le estaba dando a entender un mensaje equivocado a mi gigante y el otro idiota, que fresco se presentaba, "muy educado".
- ¿Está todo bien?- me pregunto y asentí enérgicamente- nos vemos para almorzar... voy tarde- tomó el café que había traído yo a la mesita del al lado de la puerta, me dio un beso en la mejilla y salió, sin dejar de mirar mal a LORENZO que solo se quedó en silencio observándonos a ambos...
- Lo que tiene de alto, lo tiene de mal educado- espeto LORENZO. Quería replicarle, pero eso era lo menos importante ahora.
- ¿Qué haces aquí?- pregunte cruzándome de brazos.
- Tu lenguaje corporal me dice que no estás dispuesta a escuchar lo que yo tenga para decirte.- indicó suspirando.
- Mi lenguaje corporal es el resultado de tus acciones y no entiendo ¿Qué haces aquí LORENZO?
- Vine a hablar contigo, a arreglar las cosas- sonreí incrédula.
- No hay nada que arreglar, todo está de maravilla- hable sarcástica.
- ¿Tienes problemas con ese hombre?- señaló a la puerta.
- Claro que no, tengo problemas contigo aquí- espete.
- A eso vine, a solucionar nuestros problemas...- se me acercó y di un paso hacia atrás...
- Ja... eres muy iluso, te pensé siempre más científico, por tu carrera digo... no hay nada que arreglar- asegure ya saliendo de mi trance, fijando postura- yo estoy en una relación, soy muy feliz...
- Claro, con el maleducado que acaba de salir- murmuro.
- Deja de llamarlo así, se llama YURI...- rugi.
- Vaya... ¿Con ese nombre? yo preferiría que me llamaran mal educado- LORENZO estaba siendo borde, no lo reconocía, la verdad, tal vez porque nunca lo vi en una situación así...
- ¿Qué quieres? Tengo cosas que hacer...
- Invítame un café, solo quiero hablar...- no sabía qué hacer, quería sacarlo de aquí, también quería correr tras de YURI para explicarle, no me gusto la cara que tenía cuando se fue... - o salgamos y lo tomamos por allí, te invito a desayunar...- dijo observando mi cuerpo detalladamente.
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ME GUSTA EL RUSO
AcakCuando lo cotidiano es digno de contar, cuando la simpleza representa cosas interesantes. Samantha Cabrices quiere vivir tranquila y le tocara amar en otro idioma... con una altura imposible de disimular, un hombre llega a desordenarle las ganas...