CAPÍTULO 2

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- YURI- dije susurrado, al girar y encontrar unos verdes ojos divertidos por hallarme con las manos en la masa o algo asi...

- Alias el gigante ruso- respondió levantando una mano.

- Disculpa, yo solo...

- Tranquila, mejor que el gigante guapo de las madres de allí- señalo y saludo con un gesto de mano la grada en la que ya quedaban pocas madres, pero todas miraban hacia aquí y responden el saludo con su mejor sonrisa.

- La verdad... lo siento, no era mi intención, bueno no acostumbro a nombrar a las personas...- balbuceó nerviosa.

- Está bien. Disculpa, me tarde, es que hay cosas que no pueden esperar llegar el lunes, ¿Tú me entiendes?

- Claro... y en tus manos- le coloque en frente sus cosas para que las tomara- mi hija me estaba apurando a irme, temí que no llegaras pronto y tener que llevarlas conmigo.

- Me habrías obligado a stalkearte, ubicar tu casa para luego acosarte y conseguirlas de vuelta.- sonreí.

- Wow... de lo que me salve.- dije limpiando una gota de sudor imaginario...

- ¿Padre?- se escuchó una voz puberta detrás de él.

- ALEXEY... ya nos vamos- el chico con rostro tímido o tal vez un tanto sumiso asintió en sentido a su padre.- gracias SAMANTHA, nos veremos luego, tal vez en otro partido, ya sabes... si no llevas agua, siempre estoy en la grada de en medio- asentí, me despedí y salí con KIM al estacionamiento.

- ¡Genial¡- exclamó mi hija, ya cabreada- gracias SAMANTHA CABRICES, ahora nos toca ir caminando a la heladería, nos dejaron por tus ínfulas de buena samaritana.

- Ya, por favor, ¿Te puedes calmar? La tarde está fresca, solo son unas cuadras y estaremos allí, para celebrar- alcé una mano en señal de victoria.

Un auto se detuvo frente a mí, y si, es quien están pensando, el gigante ruso freno delante de nosotras y bajo el vidrio de copiloto donde se encuentra su hijo.

- Te podría dar otro termo de agua, pero ya no me queda, "digo", para el camino. O... les puedo ofrecer llevarlas, ¿Sino están esperando a alguien que las recoja?. – antes de que pudiera hablar, ya KIM aplaudía y decía que sí.

- ¿Te pasas para atrás ALEXEY?- dijo, pero más que una pregunta optativa era una orden, el hijo obediente sin hacer gesto de desagrado ante la orden abrió la puerta, quedándose sosteniendola para que me sentara, agradecí con un gesto y me senté, él cerró la puerta para sentarse junto a KIM detrás.

- Cinturones- indicó el chofer.

- Gracias- dije.

- Aún no te llevo a ningún lado, ¿Dónde van?

- A celebrar- dijo mi hija- en la heladería LAS NIEVES por favor.

- Si... felicitaciones, merecida celebración, son muy buenas todas.

- Gracias- respondió la aludida- los chicos no son un equipo fácil de vencer y tu ALEXEY, te lo he dicho antes, eres muy bueno.

- Gracias- masculló el crio.

- El problema de los chicos es que aún son solo un grupo que se reúnen a jugar, les falta para ser un equipo, en individual cada uno tiene lo suyo, pero en conjunto la guerra de egos les pasa factura, ¿Verdad ALEXEY?

- Padre te he dicho que a veces...- no lo dejó terminar.

- No necesitamos de excusas hijo, solo acciones que generen un resultado positivo, no lo hacen mal, pero lo pueden hacer mejor.

ME GUSTA EL RUSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora