ME GUSTA EL RUSO

CAPÍTULO 33

Habían pasado dos días desde que todo sucedió, mi hija no me hablaba y decidí dejarle su espacio, le había insistido a mi madre que regresara a su casa ese jueves como tenía previsto, pero no quería dejarnos con esta situación, no había querido hablar y ella lo respeto, o tal vez porque SOFIA seguro algo le contó, con lo cotilla que son ambas, dudarlo es hacerlas ver como unas mujeres que definitivamente no son...

Le había advertido que no quería ninguna opinión, prefería estar sola, sin ver ni escuchar a nadie, pensar en que él ya no estaría más en mi vida me atenazaba el alma, solo me insistían con el tema de la comida, o que abriera las persianas para menguar la oscuridad de mi cuarto, de resto me dejaban en paz.

Quería pensar que todo esto tenía una explicación razonable, creíble y respetable, era un poco de esperanza que no quería dejar morir, pero en este momento, no estaba lista para escuchar nada, ni elucubraciones del resto de las personas, ni consuelos, ni posibilidades,  porque pensar en que solo quería engañarme o divertirse mientras encontraba algo mejor que hacer ponía en punto de quiebre mi seguridad.

Dos días en los que me reporte enferma en la oficina, no quería salir, era una fuerte sensación de abandono, YURI no llamo, no me busco, ni siquiera sabía de ALEXEY, estaba internada en mi habitación, hasta bañarme me llegó a parecer una pérdida de tiempo, lo que sentía nada tenía que ver con lo pasado con LEON o con LORENZO, definitivamente cada amor era único y diferente, a LEON lo creí amar, a LORENZO me obligue a amarlo; y a YURI, luche hasta conmigo misma para no hacerlo y se coló en mi ser sin avisar...

Mi cuerpo se sentía débil, era como si me doliera todo, pero no tenía nada, mis ojos lloraban hasta sin darme cuenta, ni por descuido me llegue a mirar al espejo del baño por miedo a quien me pudiera encontrar. Podía mirar un punto fijo por un lapso incalculable de tiempo hasta que me dormía... despertaba con una clara sensación de angustia que me hacía ver que no era para nada una pesadilla, sino la más cruel realidad...

Había venido ESTHER, una de las madres del equipo, y hasta MAURICIO, pero a ninguno les quise ver, fue mi madre quien los atendió... las horas se me iban en suspirar... y no de amor, sino de dolor, de supervivencia al querer llenar de aire los pulmones a costa del dolor que me causaba la falta de respiración...

Ya no será... me repetía, ya no estará, y lo echaba de menos, vaya ¿qué sino? Se hacían en mi cabeza miles de películas, cada una peor que la otra, pensar en el dolía, pensar en ALEXEY dolía, pensar en mi hija dolía...

Debía pasar, nada era eterno, pero diantres... las esperanzas se diluían... lo que sentía era una mezcla de muchas cosas a la vez... pensaba en momento felices y me sonreía, para luego sentirme morir otra vez, solo subía un poco el ánimo para que me doliera más caer... en que momento se metió debajo de mi piel... que estaba agujereada por los recuerdos...

Las palabras de IRINA eran como baldes de agua fría... la idea de que ella está ahora con él, no era para alentarme, de que dormían en la misma habitación, de que eran como ella dijo: marido y mujer... de momento recordaba lo que había dicho SOFIA y ALEXEY... algo en mí buscaba alivio, y su voz repitiendo: no en la misma cama, como si eso justificaba la mentira...

No era libre... aunque no tuvimos sexo, es cierto, me convirtió en su amante, a ella la engañó conmigo, pero a mí también...

- ¿Hija?- interrumpió mi madre mi caravana de pensamientos...- llamo MAURICIO, que necesita que mañana vayas a recoger los planos modificados, y debes ver que sean tal y como tú lo indicaste... por favor mi amor, debes pararte de aquí...

- Y tú deberías ir a tu casa, tienes cosas que hacer...- susurre.

- No me iré dejándote aquí, ¿Así? en esta situación con KIMERA...