El sonido de la puerta no me dejaba en paz, me había asegurado de cerrarla bajo llaves al dormir, porque sentir a mi hermano SAMMUEL destriparme no era mi idea de comenzar mi dia de cumpleaños número 31; cuando cumplía años, siempre me tomaba un momento para pensar en mi último año de vida, es cierto que estuvo lleno de muchos sinsabores, por el recuerdo de LORENZO, pero estas últimas semanas mi vitalidad había florecido, el trabajos estaba genial, KIM estaba tranquila y cierto gigante con su mini familia me hacían sentir una mayor plenitud, aunado a la jauría de locos que tengo en casa, que ahora amenazan con derrumbar la puerta de mi habitación.
Había apagado el teléfono después de hablar con YURI, quien me despertó justo a las 12 de la noche para felicitarme...
Toc, toc, toc, - MAMÁ... feliz cumpleaños, abre la puerta por favor...- gritaba mi hija- Todos estamos aquí por ti, hay alguien que no es de la familia... pero vino especialmente a verte a ti, y a nosotros no nos quiere hablar- los demás rieron- sal por favor, eso si, no en las pijamas de cuando tenías mi edad, nos dará pena con la visita tanta transparencia, allí te deje ayer uno de los kimonos que te dio MAU.
Despertó mi curiosidad, no era familia, pero... no era alguien que no le agradara, por el tono que empleo y no era MAU porque lo había nombrado, por un momento pasó por mi mente que fuera LORENZO, ¿habría regresado justo para mi cumpleaños? La idea ya no me hacía sentir lo que esperaba sentir o como me hubiera sentido el año pasado ante la posibilidad; obvio quería creer que fuera YURI, pero era poco probable...
Me quite la cómoda pijama de mis 17 y coloque el kimono que mi hija había dejado en la mesa al lado de mi cama.
Abrí la puerta y casi me tumban, era la manada completa, bueno, casi completa porque SAMMIO no estaba, no había podido venir. Me felicitaron, me abrazaron, se besaron pero no me dejaban con tantos amapuches ver quien era la susodicha visita, cuando ya terminaron, abrieron paso, de seguro mi cara reflejó la más completa perplejidad ante quien se encontraba en el marco de la puerta de mi cuarto...
- ¿Un mimo?- dije sin dar crédito a lo que veía, un típico mimo corporal de camisa a rayas blancas y negras, pantalón negro, cara pintada, guantes blancos, con su un arte dramático del movimiento y la simulación.
- Si- dijeron todos emocionados y uno que otro dando brinquitos...
El mimo comenzó a remar acercándose a las escaleras, las cuales bajo como si hiciera rapel con cuerda en mano, de dos escalones en dos, al llegar abajo me llamó con sus señas y se limpió lo que debería ser una enorme capa de sudor en su frente, detrás de la escalera sacó un enorme ramo de flores haciendo que lo jalaba con una cuerda, le quitó la tarjetita y me la entrego, haciendo una reverencia.
Moya lyubov':
Que este año sea para ti una muestra de las cosas lindas que mereces en la vida, que nos permita vernos en la sala de tu casa de 8 a 10 pm, que lo cómodo te parezca aburridísimo, que tu mamá te deje pasar un rato en mi casa, que en la grada central puedan suprimir secciones de esa molesta malla para ver mejor el partido o que algún día nos podamos sentar en la misma grada de la lateral o en la misma mesa o en la misma historia. Que para tus 32 sea yo quien te organice el pre cumpleaños... por un nuevo año en blanco para escribir recuerdos juntos a la tuya, el mio y la posibilidad ¿Por qué no? De un nuestro.
Anoche mientras seguía el rastro de tu carro, me di cuenta que custodiaba a la dueña de mis pensamientos, de mis sentimientos, de mis ganas y de mis anhelos...
Para una mujer especial... un desayuno especial...
Te quiero, yo... tu gigante ruso... o guapo... también es válido.
ESTÁS LEYENDO
ME GUSTA EL RUSO
RandomCuando lo cotidiano es digno de contar, cuando la simpleza representa cosas interesantes. Samantha Cabrices quiere vivir tranquila y le tocara amar en otro idioma... con una altura imposible de disimular, un hombre llega a desordenarle las ganas...