CAPÍTULO 17

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- Llegaste con el ruso tramposo ese...-me reprendió MAU en lo que entre.

- Hola MAU- dije colocando el casco de protección que usaba cuando iba al lugar de la construcción en mi escritorio.

- ¿Llegaste con el ruso...?- replicó.

- Ya te escuche,  y si, llegué con él, mi madre necesitaba mi coche y se lo deje...- hable normal.

- ¿Sabes que me engaño?- asenti.

- Si, lo acabo de saber.- me senté en mi silla.

- ¿Qué hiciste al respecto?- no dije nada.- ¿No le reclamaste?

- Claro que lo hice, bueno, le llame la atención, es solo que quería contarme algo y asumió que si tocabas me vendría contigo.

- ¿Urgente?- inquirió.

- ¿Qué?- pregunté sin entender... amaneci lenta para entender al parecer.

- ¿Lo que te iba a contar el gigante?- blanqueó los ojos frustrado.

- Importante...- asumi. 

- ¿De qué se trata?

- No tengo porqué favorecer tu interrogatorio MAU... pero, era sobre la merienda que hoy la abuela de ALEXEY les dará a mis padres en su casa.

- ¿Con que de meriendas a que el ruso?- ironizó y respire profundo.

- El ruso, tiene nombre...- dije con fastidio.

- Los chinos, los portugueses, los árabes, los rusos... ninguno tiene nombre- negó-  todos se nombran por su procedencia, él no tiene nada de especial o ¿Si?

- Unos centímetros más de la media, solo eso que lo hace no ser tan común... - acote.

- Por Dios SAM, eso no es algo tan vinculante...- solo ladee la cara...- A menos que esos centímetros sean en otras latitudes...- dijo después.

- MAURICIO VEGA, será mejor que te marches de mi oficina, tengo cosas que hacer antes de partir- lo reproche.

- ¿Qué pasó anoche?

- ¿Anoche? - pregunte alterada-¿Algo en particular? según se, la noche de anoche dio paso al día de hoy...

- ¿Cómo saliste del club?- su postura de piernas separadas y manos en la cintura le concedían un aire prepotente a mi amigo, que se había despertado con ganas de pelear...

- Caminando, no había tomado tanto como para no poder hacerlo.- exprese obvia.

- Graciosa, no me impresionas... te di las llaves de mi auto y media hora después un mozo me las trajo, aduciendo que tú se las dejaste...

- Así fue, luego llame un uber, llegó, me subí, antes chequee que fuera el que había contratado y me fui- por supuesto obvie la parte novelesca de la historia en la que me baje del taxi y me fui con el ruso... si me pregunta con quien llegue a casa, allí sí rodé...- no quise conducir, lo mejor era esa opción, además no me pareció, que tu teniendo tu coche allí, tuvieras que buscar un taxi más tarde... me daba pesar...

- ¿Ay tan querida mi SAM?... digamos que te creo, pero hay algo que ocultas... me lo dicen tus ojitos miel, en 30 minutos nos vamos.- salió cerrando tras de él... uff de la que me salve... agradeci mirando al cielo, simbólicamente, porque arriba no tenía el cielo, sino la placa de concreto que le hacía de techo a mi oficina y de piso a las del siguiente nivel.

ME GUSTA EL RUSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora