CAPÍTULO 25

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Cuando me acercaba a su auto, se bajó y me abrazo fuerte... Intempestivo, tal y como quería sentirlo...me rodeaba sujetando mi anatomia contra su ser...

- Moya lyubov'- dijo y me beso, al darse cuenta de su arrebato, miro en ambas direcciones y me acompaño hasta la puerta del copiloto, situándose inmediatamente en su puesto- perdón, me ganó la emoción- dijo y me volvió a abrazar- necesitaba tanto esto... - dijo emocionado y yo correspondía sus sensaciones...

- Yo también- dije metiendo la nariz en su pecho, quería llenarme de ese olor tan él, que tranquilizaba mis inquietudes... coloco su asiento hacia atrás indicando que hiciera lo mismo, y así lo hice, me recosté nuevamente en su pecho.

- Quería arreglar las cosas- suspiró y cerró los ojos- creo que las empeore- hablaba y sus palabras retumbaban junto al latir de su corazón. Asumo se refería a IRINA.

- Tranquilo, al final todo siempre pasa...- le console. 

- Debe pasar ¿Cierto?- pregunto mirándome y asentí...

- ¿Cómo está ALEXEY?, debes pensar en él antes de reaccionar...¿Promete que eso harás?- dije pasando mi mano por su pecho.

- Eso hago...- susurró- solo por el tolero todo, pero tal vez y solo tal vez, ella sabe que eso es mi debilidad y me ataca con eso, él no lo entiende y por mi parte no lo hará- tomo mi rostro en sus manos- hace un rato me dijo que ¿Por qué no le toco una madre como tú? Me siento culpable... después de todo yo escogí mal a su madre... soy responsable- mis ojos se pusieron vidriosos- él la ama mucho, no me malinterpretes, solo que no logra entenderla...

- Las madres cometemos errores sin querer, o por querer lo mejor para los hijos- me sorprendí dando el discurso que tantas veces mi madre me dio como excusa por equivocarse, después de todo termina una siendo una copia al carbón de ellas, por lo menos la mayoría, tomando en cuenta a IRINA y SOFÍA como parte de la excepción.- solo dale un poco de tiempo...

- Que tus palabras sean una sentencia Moya lyubov'.- me beso en el nacimiento del cabello- Tengo tanto que decirte, que... ¿No sé por dónde empezar? yo podría convencer a tu madre que nos permita irnos juntos, le juraría castidad- sonrió triste- necesito hablar contigo... así, como ahora, en paz...

Me mataba verlo así, tan afligido, no conocía a esa mujer, pero ya me hacía sentir un ácido en el estómago, difícil de procesar... como era capaz un ser de martirizar la vida de quienes la amaban y tenía a su alrededor.

- No es como cuando uno era pequeño YURI, que el amigo le sacaba permiso a una con la madre para ir a su casa, y con eso arrinconarla para acceder, por pena a hacerle el desplante al amiguito- me hacía líneas en la espalda, y yo me sentía en una nube...liviana...

- Lo sé... ¿Cómo te fue en la oficina?- preguntó.

- Bien, estaban todos, y uno que otro allegado... comí hasta que no pude más, en la bolsa llevo pastel ¿Quieres?- sonrió.

- Qué bueno... no, gracias, no tengo hambre, la siento a momentos, pero llegan los recuerdos y se me cierra el estómago...

- Deberías comer, está bueno...- se acercó y me beso.

- Luego- dijo como si tuviéramos toda la noche para decidir en qué momento le provocaría comer...- no quiero que te muevas de aquí- suspiro- ¿PAOLO estuvo en tu pre cumpleaños?

- No, ¿Por qué?- me extrañe...

- Me dijo que sí, que lo habías invitado especialmente...- canturreo.

ME GUSTA EL RUSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora