Capitulo 44

151 10 0
                                    


Me apoye en mis rodillas y di la vuelta para sentarme sobre el a horcajadas, sus manos acariciaron mis piernas desnudas, ya que anteriormente nos habíamos quitado toda nuestra ropa por estar empapada en agua. Comenzaba a sentir un poco de frio pero con el mi cuerpo comenzaba a sentir un agradable calor que llenaba mi cuerpo. Me había quedado por unos largos minutos mirando todo su pecho, era duro como una piedra, no era el hombre con más músculos del mundo, es más él era delgado y su tez tan blanca combinaba de la mejor manera con sus ojos negros, el ante mis ojos era perfecto, el hombre más apuesto y excitante del mundo. Comencé a acariciar su cuello y luego a enredar mis dedos en su cabello absolutamente negro, es verdad que estábamos a oscuras pero todavía podía apreciarlo muy bien, por la luz de los relámpagos que entraba por la ventana que había en esta casa abandonada. Una corriente eléctrica nació en mi interior provocando varios temblores en toda mi anatomía cuando sentí las manos de Yesung acariciar mi espalda, sus dedos buscaron el broche de mi sostén, segundos después se deshizo de él, dejándolo caer, lo dejo a un lado echando toda su atención a mis senos. Humedecí mis labios sintiendo que mi corazón palpitaba con fuerzas emitiendo sonidos muy claros, uní mis labios con los de él, un beso tierno, suave y lento. Los dos parecíamos actuar con cierta timidez y vergüenza, era tan extraño, quizás porque los dos sabíamos que dentro de unas horas la vida de ambos cambiaria, nos uniríamos en matrimonio.

Mi respiración y la suya comenzaron a acelerarse al mismo tiempo que nuestros besos habían tomado otro rumbo, ya habíamos abandonado los besos lentos e inocentes, mis boca y la suya se entrelazan en movimientos rápidos y precisos, con desesperación y lujuria, mi lengua se adentró en su boca una y otra vez acariciando su lengua, la cual no se quedó atrás, sentía a la misma llegar hasta mi garganta quitándome el aire. Su cuerpo fue posicionándose sobre el mío dejándome caer recostada sobre el piso, donde previamente él había limpiado para que durmiéramos. Un claro gemido escapo de mis labios cuando sentí todo su cuerpo sobre el mío, ya había abandonado mis labios para acariciar mi cuello con su boca y sus dientes, provocándome una infinidad de cosquillas y punzadas que comenzaban a multiplicarse.

— ¿Crees que esto esté bien?—sonreí divertida, observando como sus labios descendían hacia abajo—intimar una noche antes de la boda... se supone que hoy no deberíamos vernos...—volví a sonreír, su boca ahora se hallaba en mi vientre, bajando por mi ombligo deslizando su lengua, humedeciendo mi piel—

— Nadie nos ve...—murmuro haciendo cosquillear mi piel—nadie lo sabrá...—sonrió mirando hacia arriba encontrándose con mi mirada, también sonreí mordiendo mis labios—

Sus manos habían tomado las tirillas de mis bragas, para empezar a deslizarlas por mis piernas.

—Mmmm... Yesung...—su cálido cuerpo estaba tendido sobre el mío, su mano había descendido por mi vientre para así bajar hasta mi intimidad—ahhh...—mis labios liberaron pequeños gemidos cuando sentía su dedo introducirse en mi—

Subí mis manos hasta su cuello, entrelace mis dedos allí arqueando mi cuerpo para sentir más su contacto físico con el mío. Separe mis piernas para que él se acomodara en medio de ellas. Sus manos se ubicaron a los costados de mi cuerpo para dar inicio a sus embestidas...

— Ahhh... ahhh...—mis uñas se clavaron en su espalda sin poder contenerme, el apretaba sus parpados a media que me penetraba—

Su rostro bajo hasta mi senos para introducir uno de ellos a su boca, succiono de este estirándolo con sus dientes, podía ya empezar a sentir ese dolor tan agradable que provocaba cuando hacia aquello. Sus manos apretaron mis senos con delicadeza ejerciendo una fuerza notoria pero sin hacerme daño, finalmente volvió a hundir su rostro en ellos para darle el mismo trato al otro.

Una vez nos amamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora