EPILOGO

522 27 7
                                        


Yesung había apagado las luces y solo había dejado las luces tenues de las lámparas, que alumbraban sutilmente la habitación. Mordió sus labios sin quitar sus ojos de los míos, se posó sobre mi cuerpo mientras una de sus manos paseaba por mi pierna derecha. Mis brazo rodearon su cuerpo y entonces el unió sus labios con los míos.

— Espera...—puse mis manos en su pecho empujándolo levemente—creo que oí algo...—el arrugo sus cejas y sacudió su cabeza—

— No escuche nada...—volvió a mis labios introduciendo su lengua en ellos—

— Pero yo oí algo...—dije moviendo mi rostro dejando expuesto mi cuello—

— Fue solo tu imaginación—sus manos se ubicaron detrás de mi espalda elevando mi cuerpo para pegarlo al suyo—mmm... tu piel huele a rosas...

— Yesung...—se alejó de mi dándose impulso con sus brazos—

— Esta bien, iré yo—dijo poniéndose de pie—ahora vuelvo...

— Gracias—grite mientras lo veía salir de la habitación—

Me senté en la cama acodando mi cabello, Yesung volvió a aparecer por la puerta.

— Te lo dije, solo fue falsa alarma—llego hasta la cama y se quitó la camisa para volver a recostarse sobre mí—

Hacia tan solo tres meses que Jong Jin había nacido y aunque resultara algo incómodo admitirlo Yesung y yo aún no habíamos podido tener ningún tipo de acercamiento, hace tan solo unos minutos atrás Jong Jin lloraba porque al parecer le molestaba la luz encendida y luego porque tenía hambre cuando solo tomo una pequeña cantidad de leche de su biberón.

Ya ninguno de los dos llevaba ropa y aunque sonara algo tonto, me sentía nerviosa y al mismo tiempo ansiosa. Deseaba esto con todas mis fuerzas pero una parte de mí se sentía torpe y asustada. El no dejaba de acariciar mis piernas, mientras yo aferraba mis manos a su cabello tirando de él, mis labios estaban ocupados con los suyos. Me besaba con desenfreno, introduciendo su lengua en mi boca haciéndome perder la razón. Me separe de sus labios cuando una de sus manos viajo hasta mi entrepierna. Mi cuerpo se sobresaltó al sentir sus dedos en mi intimidad, estaba húmeda desde hace ya varios minutos atrás, su dedos de deslizaron de arriba hacia abajo, podía sentirlos resbaladizos en aquella zona, sus labios se curvaron en una sonrisa pícara y traviesa cuando de pronto sentí su dedo adentrarse en mi interior.

— Mmmm...—tire con fuerza de su cabello—ahhh...—un grito casi ensordecedor salió de mi garganta cuando la humedad de sus labios estuvo sobre mis pechos—

Mientras sus dedos entraban y salían de mi interior el succionaba mis senos con desesperación, los apretaba con sus manos marcando mi pezón y cuando estos se marcaban los introducía a su boca bañándolos con su saliva, mordía mis pezones al punto de hacerme sentir un dolor exquisito, no quería que se detuviera, es más rasguñaba su espalda invitándolo a que continuara haciéndolo. El placer era extremo, sentía que en cualquier momento colapsaría. Pero al parecer el noto aquello y en una ágil movimiento separo mis piernas y se ubicó en medio de ellas, si estaba preparada o no aquello no importo, ya lo tenía dentó de mí, lo había hecho de manera brusca pero estaba tan mojada que su pene me invadió provocándome solo mas placer. Comencé a moverme buscando mi propio placer, el permanecía quieto, tal vez esperando a que me acostumbrara a él, su respiración era dificultosa pero cuando noto los pequeños movimientos que yo hacía giro dejándome sobre él. Comencé a dar pequeños saltitos sobre el provocando que su miembro entrara y saliera arrancándonos miles de gemidos a los dos. Sus manos abandonaron mis maceras para concentrarse solo en mis pechos que se mecían al mismo ritmo que nuestros movimientos.

Una vez nos amamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora