Capitulo 59

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Jiyeon me miro con sus labios entreabiertos, podría jurar que no se esperaba ni mucho menos se creía esto que estaba sucediendo.

— ¿Qué no me oíste?—volví a gritar sacudiendo su brazo—dije que te fueras ¡sal de aquí!...

— (TN) ____... ¿que... que te sucede...?—dijo confundida, fingiendo inocencia. Estaba claro que lo fingía, ella podría ser cualquier cosa menos inocente—

— ¡Quiero que te vayas! ¡Lárgate!—dije enfurecida—

— ¿Qué estás haciendo? Suéltame... ¿acaso te volviste loca?

— No tienes nada que hacer aquí, no eres nadie ¡nadie!—replique con mi voz en alto, presione su brazo con fuerza arrastrándola hasta la salida, ella se quejó intentando liberarse de mi agarre— yo soy su esposa ¡tú no eres nada para el...!

— ¡(TN) ____! ¡Basta!—su voz se ello enfurecida y sobre todo fuerte y clara ¿estaba grietándome a mí? Mire en dirección a Yesung, este se había puesto de pie, pero se sostenía de su cama ya que aún no podía caminar con normalidad— ¿Qué demonios crees que estás haciendo?

Solté el brazo de Jiyeon luego de ver su expresión de enfado como nunca antes lo había visto.

Voltee a mirar a Jiyeon, ella parecía igual de sorprendida que yo. Era como si aquel grito suyo me hubiera echo volver a la realidad ¿en verdad hice aquello? Claramente lo había hecho y no había el menor sentimiento de arrepentimiento en mí, Jiyeon se había buscado todo esto.

— ¿Perdiste la razón acaso?—pregunto otra vez con voz severa. Mis labios temblaron al momento que quise decir algo en mi defensa. Cada palabra que el acababa de decir eran como puñaladas a mi pobre corazón enamorado—si solo viniste a traer problemas será mejor que regreses a casa...—abrí mis ojos sorprendida preguntándome si acaso había escuchado mal ¿él estaba echándome?—vuelve cuando sepas comportarte...

Si, estaba echándome.

— Yesung—musito Jiyeon con cautela—estoy segura que fue un mal entendido... ¿verdad (TN) _____?

Voltee a mirar a Jiyeon con furia en mis ojos, y esto era lo último que yo quería, que ella se disculpara por mí, haciéndome ver más ridícula de lo que ya me sentía luego de que mi esposo me regañara frente a ella.

Tragándome mi orgullo di la vuelta y salí de la habitación ¿para qué iba a quedarme? El había sido bastante claro cuando dijo que lo mejor era que me marchara. Cuando salía por el pasillo choque con un hombre, pero ni siquiera me detuve a disculparme.

— (TN) _____ ¿A dónde vas?—era Jong Jin— ¡Hey! ¿Qué sucede?

No me detuve, solo sabía que tenía que seguir caminando y no detenerme, quería poder perderme en un lugar donde no recordara la humillación de Yesung.

No supe a donde ir, para ser sincera tampoco tenía muchos lugares a donde ir, aun me sentía nueva aquí, cuando apenas me estaba acostumbrando a vivir aquí, Yesung había prometido enseñarme y mostrarme todos los alrededores, pero después sucedió aquel accidente y ahora nos encontrábamos así: distanciados.

Llegue a casa y justo allí sentí como el vacío me golpeaba, trayéndome nuevamente a la realidad. Nunca había sentido mi casa tan vacía, ni siquiera cuando Yesung estaba bajo los estados de coma, al menos antes sentía que tenía su amor, ahora parecía ser que su amor se estaba yendo de mis manos.

Me recosté en la cama como hace mucho tiempo no lo hacía, cuando decidí dejar de dormir aquí era porque sabía que sentiría ese frio y la ausencia de mi esposo, el sentimiento que ahora corría por todo mi ser era algo muy parecido. Mi esposo no había despertado, el continuaba durmiendo, su sueño parecía ser eterno y temía porque quizás el Yesung que me amaba y al cual le había entregado mi corazón nunca más volviera a mí.

Una vez nos amamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora