— (TN) ____, la cena esta lista...—golpeo mi puerta, cada golpe parecía enfadarme cada vez más— (TN) ____—golpeo mi puerta una vez más y luego y otra y otra vez, cubrí mi cabeza con la sabana intentando dejar de oírla— ¡(TN) ____! Tu cena se enfriara ¿me estas escuchando? ¡(TN) _____!
— Cariño déjala—papa había aparecido para calmar a mama—tal vez está dormida.
— ¿Cuánto más piensa dormir? Desde que llego no ha hecho otra cosa que no sea encerrarse en su habitación y dormir.
— Baja la voz, (TN) ____ puede escucharte. Necesita de nuestra paciencia.
— ¿Cuánto más? Esta niña está acabando con mi paciencia...
Hace exactamente 27 días que había regresado a casa. A mi regreso solo me encontré con reproches de mi madre, aun no me perdonaba completamente el que me hubiera casado y no le informara ni a ella ni a mi padre. Papá no decía nada, pero muy bien sabía que aquello era mucho peor, en su mirada podía ver la decepción que sentía hacia mí, él tampoco estaba contento con lo que había hecho sin contar con su consentimiento.
Papa... si tan solo pudiera explicarte y hacerte entender que jamás fue mi intención no hacerte participe de aquel acontecimiento tan importante de mi vida, ojalá pudiera explicarte porque todo sucedió de esa manera, ojala pudiera hacerte entender que en aquel momento nada me importaba, nada, solamente él.
27 días que estaba aquí y odiaba el hecho de no aun no poder acostumbrarme a estar aquí nuevamente, odiaba mi habitación que parecía el de una adolescente llena de sueños y de ilusiones tontas e ilusas. Odiaba mi cama pequeña y sentirme presa en estas cuatro paredes. Odiaba que mi hermana me mirara y me tratara con pena, odiaba que para mí madre todo esto fuera algo favorable, desde el momento en el que supo de mi matrimonio, siempre dejo en claro que estaba en contra. Echaba de menos mi casa, la tranquilidad que aquella me transmitía, justamente ahora sentía que me hacía falta esa soledad que una vez odie. Estar rodeada de mi familia en este momento estaba resultándome una completa tortura.
Logre salir de la cama, estar ahí solo me cansaba más, pero prefería eso a tener que salir y ser sociable con los demás. Dar vueltas alrededor de mi escasa habitación tampoco era muy productivo que digamos, pero si no lo hacía terminaba haciendo algo de lo que luego me arrepentía. Mordí mis uñas tratando de contenerme, pero mis impulsos y por lo visto mis ganas de sentirme desdichada, estúpida y miserable eran más fuerte que yo. Una vez más termine sentada en el piso de mi habitación miranda y acariciando una foto que retrataba el día de mi boda; ahora comprendía cuan estúpido había sido traerme todas esas cosas conmigo. Luego de pasarme unos largos minutos mirando y preguntándome tantas cosas sucedía otra vez lo mismo. Golpeaba el piso con mi puño, romper algunas cosas me servía de ayuda, pero mi habitación ya estaba hecha un asco y tampoco me quedaban muchas cosas en estado que pudiera romper.
Me recosté en el piso abrazándome a mí misma, sintiendo miedo, casi un mes ya había transcurrido desde que volví a lo que un día fue mi casa y aun no me acostumbraba a esta vida nuevamente. En nuestra separación él se había quedado con todo lo material, pero quien cargaba con el peso del dolor, la tristeza, la pena, la bronca y la agonía era yo, a mí me había tocado la peor parte.
— ¡Por Dios! ¿Qué es esto?—mama estaba horrorizada, pero en cuanto la vi ingresar a la habitación di la vuelta en mi cama dándole la espalda—mira tú habitación (TN) ____... parece un basurero.
— Lo limpiare luego, déjame sola...
— ¿Tienes idea de la hora que es?—no respondí, pero sentí sus pasos deambular de un lado hacia otro—a esta hora deberías estar buscando algún empleo o algo en que gastar tu valioso tiempo... ¡(TN) _____! ¿Quieres escucharme?—grito quitándome la manta que me cubría—deja de fingir que no me escuchas...
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Una vez nos amamos
RomansaUna vez me amaste Una vez fuiste mio Una vez existió un "nosotros" Hoy... todo aquello quedo en el pasado... Tu mente me recuerda perfectamente... Pero tu corazón no.